Existen muchos tonos de verde. El verde musgo, el esmeralda, el trébol… Yo añadiría otro tono a la lista: el verde Galicia. Es un matiz difícil de reproducir sobre papel, no lo encontrarás en la gama de colores Pantone. De hecho, solo hay una manera de disfrutar de su intensidad y frescura: visitando la tierra de Breogán. Hoy te voy a sugerir un lugar muy especial, el Bidueiral de Montederramo, cercano a la Ribeira Sacra. Y esto ya es de por sí razón más que suficiente para acompañarme.
Bidueiral de Montederramo, un ejemplo del verde Galicia
Ariel Martínez
Fotografía: Pío García
Los bosques gallegos son espacios llenos de leyendas y de belleza relajante. Si ya has paseado por alguno, conocerás la sensación de paz que nos invade nada más vernos rodeados de árboles centenarios. Si bien es verdad que el eucalipto ha venido para quedarse y comportarse de una manera un tanto egoísta, todavía existen muchos lugares que ofrecen una atractiva alternativa. Con el propósito de demostrártelo, te llevaré hasta el Bidueiral de Montederramo, en la provincia de Ourense.
Pero antes de desvelarte qué es un bidueiral, y ya que nos queda de camino, te llevaré al monasterio de Santa María, aquí en Montederramo. Sus orígenes son confusos, pero se cree que se remontan al siglo XI. Los primeros documentos son del siglo XII. Lo seguro es que perteneció a la orden del Císter. A pesar de la austeridad de su fachada, merece la pena adentrarse en sus dos claustros. En 1582 se estableció aquí un colegio de artes y filosofía. Desde luego, un bello entorno para estudiar.
Estamos listos para nuestra excursión «Verde Galicia». ¡Ah! Tenía pendiente explicarte qué es un bidueiral. Pues no es otra cosa que un bosque de abedules. El Bidueiral de Montederramo es el bosque de abedules más meridional de Europa. Doscientas cincuenta hectáreas de espacio natural en la cara norte de la sierra de San Mamede, en la parroquia de Gabín, Ourense. Un lugar convenientemente declarado como Zona de Especial Protección de los Valores Naturales (ZEPVN) y Lugar de Importancia Comunitaria (LIC). Por si fuera poco, además está incluido en la Red Natura 2000.
Pero ya he hablado suficiente. El paseo sobre estos caminos de tierra es una experiencia que hay que sentir, vivir e interiorizar. Podemos hacer la ruta llamada «do bidueiral de Gabín». Con sus casi diez kilómetros es muy fácil de recorrer, tanto que incluso podemos hacerla en bici. Antaño, por estos mismos caminos pasaban comerciantes, ganaderos y demás gente que necesitaba cruzar de un valle a otro. Estoy seguro de que al final te animarás y subiremos hasta el pico de San Mamede. Son veintidós kilómetros, pero una vez arriba te aseguro que te alegrarás de haber venido. Aunque la meta en este caso es lo menos importante del camino.
Veo que sonríes por la paz que se adueña de tu cuerpo nada más dejar atrás el bullicio y los quebraderos de cabeza. En efecto, este es nuestro momento de desconexión de lo mundano y de la reconexión con nuestra esencia. El abedul, que según la tradición crece a las puertas del paraíso, también cautivó a los celtas, para quienes simbolizaba la renovación y la purificación. Inmersos en el silencio que nos acompaña resulta fácil entender el lenguaje singular de la naturaleza. Fíjate en todo lo que nos ofrece el Bidueiral de Montederramo: helechos, líquenes, pequeños arroyos, acebos, arándanos… ¿Y qué planta es esa de ahí? No tengo ni idea, pero es preciosa.
Vale la pena respirar hondo, retener el viento con olor a verde Galicia en nuestros pulmones. Imagínate este lugar en otoño mientras paseas sobre una alfombra anaranjada. Imagínate este lugar en invierno mientras tus botas se hunden en la nieve mullida y sueñas con la reconfortante copa de Ribeiro. El Bidueiral de Montederramo es un lugar para disfrutar en cualquier época del año, un lugar al que siempre querrás volver cuando busques belleza y serenidad.
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