Camino portugués, de Tui a Redondela

Primera etapa del camino portugués: vientos lusos, huellas de piedra

Procedente de Valença, el camino portugués entra en Galicia por Tui. Si antiguamente el paso desde la ciudad portuguesa se hacía en barca hasta el puerto de O Penedo, en 1884 se construyó un puente para el ferrocarril y el tráfico rodado. Años más tarde, los accesos han ido mejorando con un puente nuevo y los enlaces con autopistas y autovías.

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Tui es una ciudad medieval que fue una de las siete capitales del antiguo Reino de Galicia hasta 1833, año en el que se produjo la reforma administrativa provincial. Entre sus monumentos, destaca sobre todo la catedral, construida entre los siglos XII y XIII y situada en la plaza de San Fernando. Su estructura es gótica, aunque superpuesta a una arquitectura inicial románica.

Además de la fachada principal, son de destacar la capilla de la Misericordia, separada de la catedral solo por un arco y, especialmente, el claustro, de carácter gótico cisterciense y único medieval conservado de todas las catedrales gallegas. El claustro destaca también por sus considerables dimensiones.

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Cerca de la catedral se sitúa la iglesia de San Telmo, ejemplar único del barroco portugués en Galicia, de cuya arquitectura podemos destacar su planta circular, su cúpula gallonada o los interesantes frescos de principios del siglo XIX.

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Siguiendo el camino portugués que nos lleva a Compostela, en la rúa das Monxas encontraremos el convento de las Clarisas, fundado en el siglo XVI y construido a lo largo de los dos siglos siguientes. Se basó en un proyecto de Domingos de Andrade, maestro de obras de la catedral de Santiago.

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Posteriormente llegaremos a la iglesia de San Domingos, único resto de un antiguo monasterio levantado en el siglo XIV y reformado en el XVIII. En su interior guarda los sepulcros de la familia Soutomaior y dos retablos del siglo XVIII.

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Ya en los arrabales de la ciudad se sitúa la iglesia de San Bartolomé de Rebordáns, que destaca por el imponente crucero dieciochesco que se alza a su lado. El estilo románico del templo actual sustituyó a otro prerrománico.
Dentro del conjunto arquitectónico merecen destacarse los capiteles originales, que narran escenas de músicos o la cena de Herodes, en la que Salomé baila para él y le pide la cabeza de Juan el Bautista.

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Dejando ya definitivamente Tui, en la parroquia de Santa Comba de Ridadelouro, nos encontraremos con el puente de San Telmo en el camino portugués, que constituye un ejemplar del barroco portugués en Galicia. Se le conoce también con el sobrenombre de «Ponte das Febres» porque, según puede leerse en la placa situada en la cruz junto al puente, al patrón de Tui, Pedro González Telmo, le sobrevinieron aquí una fiebres que poco después acabaron con su vida.

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Continuando nuestro caminar veremos hacia el oeste las gándaras de Budiño, un paraje de alto interés ecológico cuya laguna de agua dulce es hábitat de muchas especies animales. Además es una importante reserva de aves migratorias procedentes del norte de África.

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Llegados a Porriño cabe destacar la casa consistorial, obra del prestigioso arquitecto porriñés Antonio Palacios, que vivió en la primera mitad del siglo XX.

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Después de Porriño, y a través de la antigua vía romana Braga-Santiago, entraremos en Mos, localidad en la que destacan la iglesia parroquial de Santa Baia y el Pazo dos Marqueses, de los siglos XVI y XVIII respectivamente. 

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Saldremos de Mos por la rúa dos Cabaleiros, donde encontraremos un curioso cruceiro policromado del año 1734.
Posteriormente, a la altura del convento de Vilavella, nos adentraremos en Redondela. Avanzando por sus calles llegaremos a la iglesia de Santiago, que tiene su origen en tiempo de Xelmírez, aunque fue reedificada en el siglo XVI.

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El albergue de peregrinos de la villa se ubica en un edificio histórico, también del XVI, que se denomina «Casa da Torre».
Y aquí termina esta primera etapa del camino portugués, en la que se han ido dejando importantes huellas artísticas de nuestro país vecino.

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