Cada primer domingo de septiembre, en Carballeda de Avia, Ourense, tiene lugar el único curro de toda la provincia el Curro de Faro das Laceiras. A media mañana van llegando a Faro das Laceiras manadas de caballos provenientes de los montes de Melón, de Carballeda o de Covelo de Santa Cruz, en Pontevedra. Desde bien temprano, sus propietarios los han ido reuniendo y dirigiendo con destreza hasta las inmediaciones del curro.
Amara Castro Cid
Fotografía: Pío García
Se conoce como «curro» a las instalaciones que se emplean para el manejo del ganado equino criado en libertad, pero no se puede entender ningún curro sin antes pararse a pensar en la secular cría de caballos en libertad en los montes gallegos. Los historiadores no han precisado fechas, pero se cree que los celtas adquirieron estas artes de sus antecesores en nuestras tierras. En el entorno de la Serra do Faro se tiene constancia de que ya en la Edad Media el monasterio de Melón, que ejercía su influencia por toda la comarca, poseía un importante número de caballos que vivían libres en los montes.
A lo largo de toda Galicia existen numerosos curros como el Curro de Faro das Laceiras, y alguno ya ha sido declarado fiesta de interés turístico nacional. Sin embargo, no podemos olvidar que al referirnos a un curro no estamos hablando de un evento turístico, sino de una tradición ancestral que se extiende por toda la comunidad gallega. Los fines propios de estos encuentros entre el hombre y el caballo son, principalmente, la identificación, la rapa de las crines, la venta de algunos potros y la desparasitación.
En el Curro de Faro das Laceiras, la primera tarea consiste en separar a las yeguas preñadas y a los potros pequeños, para protegerlos de cualquier tipo de daño. El resto de la manada es conducida a una construcción de piedra de forma circular que ayuda al manejo de los animales. Es aquí donde el caballo criado en libertad y el hombre se encuentran. Los aloitadores van haciéndose con cada animal para proceder a sus cuidados. En el curro de Faro presenciamos un espectacular cuerpo a cuerpo entre el hombre y el caballo. Una vez dominado el animal, con varias personas a su alrededor colaborando en la tarea, se rapa y se marca.
El Curro de Faro das Laceiras también es un acontecimiento social. Una de las tradiciones que rodea a los curros es la de acudir a caballo, por lo que cuentan con la presencia de numerosos aficionados de la zona que llegan al trote de sus ejemplares engalanados para el evento. Además, acuden a este encuentro familias completas que disfrutan de una reunión cuyo tono festivo se pone de manifiesto en los diversos puestos de alimentación. El pulpo, el churrasco o el vino del Ribeiro amenizan la jornada de ocio para algunos y de duro trabajo para otros.
En el Curro de Faro das Laceiras, una vez terminadas las labores previstas, al caer la tarde, los caballos que no se destinan a la venta, regresan al monte, donde vivirán libres durante otro año más para volver a encontrarse con el hombre el próximo primer domingo de septiembre.
Se calcula que en la actualidad la población equina en libertad en los montes gallegos es de unas veintidós mil cabezas. El cuidado de estos ejemplares y, en consecuencia, el mantenimiento de la tradición ancestral del curro, es de suma importancia, ya no solo a nivel ecológico, sino también debido al hecho de que forman parte de la identidad histórica y cultural de nuestro pueblo.
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