San Cibrao, esencia de mar

San Cibrao en la Mariña Occidental, en Lugo, un paseo puede convertirse en una experiencia de lo más enriquecedora, de conexión con el mar y la tradición, de historias de pescadores, faros y playas capaces de dejarte paralizado por su gran belleza.
Si hubiese tenido un velero que pudiese fondear en la playa de Cubelas, muy probablemente hubiese hecho mi ruta de otra manera. Pero, aunque espero poder hacerlo así algún día, no podría haber tenido mejor guía en esta pequeña aventura que de manera inesperada y memorable viví de la mano de Manuel, un marinero retirado con muchas vivencias que trasmitir, y su nieta, mi gran amiga de la universidad.

Ana Patiño Salgueiro
Fotografía: Pío García

San Cibrao

Lo que iba a ser una visita de un par de días a Sara se transformó en un recorrido en barco con un capitán de primera y con parada en el municipio de Cervo, donde se encuentra la pequeña playa de Torno en San Cibrao, de aguas transparentes y arena blanca. Este fue el principio de nuestra excursión cultural y de ocio.

Playa de Torno - San Cibrao

Sara y yo abandonamos la embarcación y decidimos hacer el camino hasta San Cibrao, localidad de gran encanto y buena gastronomía, por el paseo marítimo que la rodea, mientras su entrañable abuelo llevaba el Xoana II a la playa de Cubelas para dejarlo allí fondeado. Nos reencontraríamos allí con él. Antes queríamos visitar el famoso Museo Provincial del Mar. Sara lo sabía todo sobre él, como buena nieta de un hombre que había dedicado su vida entera a la navegación y la pesca.

Museo Provincial del Mar - San Cibrao
Museo Provincial del Mar - San Cibrao

Cuando se inauguró el museo de San Cibrao, nosotras no habíamos nacido todavía. Corría el año 1969 cuando la pasión del maestro de escuela don Francisco Rivera Casás, que llegó a influir positivamente en la formación del padre de Sara (también profesor), le llevó a recoger y coleccionar objetos relacionados con el mar. Ahora, muchos años más tarde, el edificio está dispuesto en salas de exposición que reflejan la riqueza biológico, etnográfico e instrumental de la vida marinera lucense. Una visita muy recomendada que me brindó la posibilidad de aprender más sobre un mundo que, desde pequeña, por mis orígenes, me ha entusiasmado. Por eso, aproveché para tomar notas de datos muy interesantes y sacar fotos de algunas de las piezas: cartas náuticas, huesos de ballena, embarcaciones. Quizás algún día me atreva a escribir más en profundidad sobre todo lo aprendido.

Museo Provincial del Mar - San Cibrao
Museo Provincial del Mar - San Cibrao

Manuel nos esperaba en la playa de Cubelas en San Cibrao. Sus aguas ideales para el baño y el buceo me atraían mucho, pero la realidad es que en pleno diciembre no era una buena idea sumergirme. Lo mejor sería volver el próximo verano con esa idea. Esta vez seguiríamos con la ruta que nos llevaba a uno de sus extremos, en los que se veían restos de una antigua fábrica de salazón de época romana. Una importante obra arquitectónica, que se puede visitar a pocos pasos de la playa.

Playa de Cubelas - San Cibrao

La disposición geográfica del lugar nos regaló unas vistas impresionantes desde la atalaya que se forma al final del arenal, desde donde se pueden obtener las vistas más impresionantes de San Cibrao con dos faros de distintas épocas. El primero, que cuenta con un pequeño edificio, es el más antiguo y data de 1860. El más nuevo es de 1979, con un mirador de hierro y cristal desde el que nos retratamos por última vez en este viaje. Hasta dentro de unos meses, porque, desde luego, volveré a disfrutar de sus playas y su deliciosa comida.

Faros de San Cibrao

Eran las seis de la tarde cuando nos alejamos de la costa en el Xoana II, ese barco que conservaba el espíritu de lo que había sido antaño y del que Manuel llevaba el timón con el mismo entusiasmo que hace veinte años. Yo viajaba en la proa. Sí, muy valiente con mi ropa de aguas, pero al pasar de lejos por el islote de Ansuela empezó a llover con fuerza y me uní a Sara y Manuel en el puente.
Por unos minutos, entre aquellas cuatro paredes, pude revivir momentos únicos de mi infancia, cuando mi abuelo me llevaba en su barco por la ría de Pontevedra, como ese día había hecho este hombre que vivía en el otro extremo de Galicia.

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Islote de Ansuela - San Cibrao