La Sierra de San Mamede se llena de ruido y color durante dos semanas, son los Felos de Maceda
Desde comienzos de año ya se pueden escuchar los esgutíos de los Felos de Maceda por la sierra de San Mamede. Se trata de una especie de aullido que anuncia la llegada de estos peculiares personajes del entroido ourensano. Este característico sonido va acompañado por el repicar de las chocas que llevan colgadas en la cadera y servía para ahuyentar a los animales que se podían encontrar a su paso por las montañas. Los felos recorren con sus bailes burlones las parroquias de Vilardecás, Tioira, Santirso y Castro de Escuadro.
Tamara Novoa Alonso
Fotografía: Pío García
Aunque menos conocido que sus parientes los peliqueiros de Laza y los cigarróns de Verín, algunos historiadores sostienen que los felos son los más antiguos de la zona. Recogiendo, la tradición a principios de enero salen a la calle y tocan la campana de la iglesia para inaugurar el año y comenzar el descuento para la llegada del ansiado entroido, que en este municipio se prolonga durante diecisiete días.
Una de las primeras citas es el conocido como domingo faraleiro, que consiste en una guerra de harina entre toda la gente que acude. Después llega el domingo corredoiro, en el que tiñen a la gente con una bola de óxido de los potes y tinta de una cantera. Y finalmente los días grandes, sábado, domingo y martes de carnaval, con los Felos de Maceda.
La gastronomía es también uno de los grandes distintivos del carnaval de esta comarca. Según la tradición, el domingo se come cachucha, rabo, uñas, chorizos, grelos, garbanzos y patatas, todo marinado con tintos espesos. El martes de carnaval lo típico es comer cabrito al horno con patatas. Los postres propios de esta época son las orejas y las filloas con miel. Para recuperar energía, los Felos de Maceda acostumbraban a tomar huevos con vino.
El origen de su nombre es objeto de discusión, aunque ahora mismo se considera sinónimo de máscara. Felo podría venir de la palabra germánica fillon que significa «que puede azotar». Felón y felonía se vincula con la rebelión del vasallo contra el señor feudal y es importante recordar que en Maceda se erige un imponente bastión fortificado construido en el siglo XII.
La vestimenta de los Felos de Maceda, aunque similar a la de peliqueiros y cigarróns, presenta algunas diferencias. La más llamativa es que visten medias negras en lugar de blancas o claras. Además, las líneas de las borlas son de distintos colores, mientras que las de sus homólogos de Verín y Laza son completamente blancas. El elemento más característico del felo es el bastón, que utiliza para imponer su orden. La máscara es de madera cocida en lata y simula una sonrisa irónica y socarrona. En la mitra se representan dibujos de animales propios de la fauna de la sierra de San Mamede. En general, el felo tiene un aspecto más rústico y destaca por su virilidad. Solo los hombres solteros pueden vestir la máscara, acostumbran asustar a los niños y realizan bailes de tipo erótico. Antes también era normal que intentasen levantar la falda a las mujeres.
Pero, además de estas pequeñas diferencias, los Felos de Maceda son mucho más anárquicos. No se rige por normas y nunca se sabe cuándo va a salir por las calles. Surge de imprevisto y los vecinos saben que en cualquier momento puede aparecer. Según la tradición, las puertas de las casas de todos los vecinos deben permanecer abiertas durante el carnaval para la llegada de los felos, que podrían parar a beber, comer y descansar. Algunos felos llegaban a pasar semanas sin ir por casa y acostumbraban a dormir en pajares, intentando prolongar la troula lo máximo posible.
El entroido de Maceda ha sido declarado recientemente Fiesta de Interés Turístico. Un reconocimiento que muchos llevan años defendiendo y que esperan sirva para perpetuar esta tradición, que vino a menos debido al descenso poblacional de la zona y los cambios en las costumbres.
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