Después de pasar la fuente de la Saeta, en un sendero que sigue la carretera Lugo-Santiago, la Iglesia de Santiago de Boente emerge como una joya oculta. Este templo, inmerso en un espacio rural, se presenta como un encuentro con la historia y la devoción. Aunque data del siglo XII, las modificaciones posteriores solo han realzado su belleza.
De lo Románico al presente
Pese a las remodelaciones, la Iglesia aún conserva destellos de su origen románico. Un ventanal y dos capiteles son testigos silenciosos del pasado. Sin embargo, el tiempo ha forjado también otros detalles atractivos. Su techumbre de madera, herencia de otros tiempos, brinda un aura cálida al lugar, y la imagen de Santiago Peregrino, siempre dispuesta a recibir a los visitantes, es un elemento evocador de la fe.
Un hito en el Camino de Santiago
La Iglesia de Santiago de Boente es uno de los puntos de parada de los peregrinos que se aventuran por el Camino Francés, el Primitivo y el del Norte. Se ha convertido en un icono de turismo religioso, un lugar de encuentro para aquellos que eligen viajar a través de estas antiguas rutas de peregrinación.
Los relojes de la Iglesia de Santiago de Boente
Uno de los elementos más fascinantes de la iglesia son sus tres relojes, dos de ellos mecánicos y realizados en cerámica. El tercer reloj, de sol, captura la esencia de la antigüedad y la tradición, uniendo el paso del tiempo con la historia que la Iglesia de Santiago de Boente ha vivido y preservado.
La Iglesia de Santiago de Boente es más que una parada en el camino: es una ventana a la historia, un emblema de fe y un refugio para los peregrinos. Es el testimonio de siglos y el encuentro con la belleza sencilla y humilde que, a su vez, invita a reflexionar. Un rincón en el que, sin duda, vale la pena detenerse durante nuestros viajes por el Camino de Santiago.
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