En el medio del océano Atlántico, a unos quinientos quilómetros de la costa africana, el archipiélago de Las islas de Madeira es un verdadero paraíso natural con paisajes deslumbrantes, bosques imperdibles, verdes montañas volcánicas, playas quilométricas y acantilados sobre el Atlántico. Un cóctel irresistible que junto a la excelente gastronomía, el clima envidiable y la hospitalidad de sus gentes les ha permitido coronarse reiteradamente como mejor destino insular del mundo en los prestigiosos World Trade Awards.
Paraíso de naturaleza exuberante y variada
Quizás el mayor atractivo de la isla de Madeira sea su vegetación exuberante y variada, con espacios que combinan las características tropicales con las mediterráneas, ofreciendo una variedad inmensa de colores y paisajes. Hay interesantes formaciones rocosas en la península de São Lourenço, también merecen la pena sus piscinas naturales y sus jardines y parques. Pero sin duda la joya de la corona es el bosque de laurisilva, una gran formación vegetal prácticamente extinta en la Europa continental, verdadera reliquia viviente reconocida como Patrimonio de la Humanidad, que a día de hoy puede disfrutarse en muy pocos lugares del mundo.
Para adentrarse en este inusual bosque húmedo, lo mejor es recorrer una de las famosas levadas de la isla, hermosas rutas de senderismo que siguen los canales construidos hace siglos para guiar el agua hacia los terrenos de cultivo, que hoy siguen latiendo y atrayendo caminantes de todo el mundo.
Y si preferimos la playa a la montaña, lo mejor será desplazarse hasta la cercana isla de Porto Santo, que cuenta con una playa de arena fina y dorada que se extiende de forma continua durante nada menos que nueve quilómetros, y que le ha valido a Porto Santo el sobrenombre de “Isla Dorada”. Las aguas cristalinas y tibias, de un intenso azul turquesa, completan un conjunto que invita al relax. Aunque también podemos acercarnos al Atlántico de forma más activa, y aprovechar nuestra visita a las islas para practicar surf, buceo, kayak…
Gastronomía y eventos imperdibles
Quizás el producto más conocido de Madeira sea el vino, verdaderamente único gracias al tipo de uva, al clima y los suelos volcánicos. Nuestra visita no estará completa hasta que probemos este vino de licor, en el que la fermentación natural se interrumpe mediante la adición de alcohol. Para catarlo tenemos varias bodegas y restaurantes que ofrecen degustaciones, acompañadas tradicionalmente de pastel de miel de Madeira.
Pero además del vino, en Madeira descubriremos una excelente gastronomía basada en la variedad y frescura de sus ingredientes. Entre los pescados destacan el atún y el pez espada, mientras que entre las carnes uno de los platos más populares son las brochetas asadas en un pincho de laurel. La sopa de tomate y cebolla es habitual en invierno, mientras que en verano abundan los moluscos marinos llamados “lapas”, servidos a la plancha con limón y mantequilla. El bolo do caco es el pan típico de Madeira y se sirve generalmente caliente, en rectángulos con mantequilla de ajo, mientras que el flan de maracuyá es uno de los postres emblemáticos.
Otro atractivo del archipiélago es el gran número de fiestas y celebraciones que alberga, da la sensación de que en Madeira siempre está pasando algo. Destacan la Fiesta de la Flor, el festival de Colón o su vistosa Navidad, que culmina en Nochevieja con los fuegos artificiales reconocidos en el libro Guinness como los mayores del mundo. O por supuesto su carnaval, que convierte a la capital del archipiélago (la histórica Funchal) en un auténtico sambódromo con su famoso desfile alegórico, con más de mil participantes, imponentes carrozas de colores, coreografías ensayadas al milímetro… Y una alegría de la que será difícil no contagiarse.
Madeira. ¿Cómo llegar?
El archipiélago de Madeira comprende cuatro grupos de islas: Madeira, Porto Santo, Desiertas y Salvajes, aunque solo las dos primeras están habitadas. Lo más práctico y habitual es aterrizar en el aeropuerto internacional de la isla de Madeira, con vuelos frecuentes desde cualquier gran ciudad europea, aunque también se puede atracar en el puerto de Funchal, que forma parte de la ruta de un gran número de cruceros. La isla de Porto Santo también cuenta con un aeropuerto internacional que ofrece conexiones diarias a Madeira en un vuelo de 15 minutos. Pero lo más demandado es moverse entre islas en barco, en el ferry conocido como “Lobo Marinho”.
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