En Pontevedra existen viñedos cuyas uvas maduran antes que en la costa, cuyo mosto blanco cambia los toques salinos por una acidez algo más moderada y cuyo vino tinto es un bien histórico. Se encuentran al este de la provincia, protegidos por la cordillera dorsal gallega, en los ayuntamientos de Salvaterra do Miño, As Neves, Arbo, Crecente, Salceda de Caselas, Ponteareas, A Cañiza, Tui y Mos, es O Condado.
Lorena j.
Dirección y fotografía: Pío García
De sus viñas se recoge uva para los caldos de O Condado do Tea, una de las cinco subzonas de la Denominación de Orixe Rías Baixas. Más alejada de las Rías Baixas que sus subzonas compañeras, O Condado do Tea combina características atlánticas con dejes de interior. Tanto es así que los enólogos expertos comparan a menudo sus suelos con los de la Denominación de Orixe Ribeiro, en Ourense.
Pablo Estévez, profesional de la enología en contacto con O Condado do Tea desde 2002, es el primero que encuentra similitudes entre la subzona pontevedresa y los viñedos ourensanos. Como sumergido en el juego de busca las siete diferencias pero tras la pista de semejanzas, reflexiona en voz alta sobre su parecida climatología y las coincidencias en los sistemas de conducción de la vid: «En las Rías Baixas, lo normal es que predomine el parral, pero en O Condado trabajamos con parral y espaldera, un sistema de conducción típico de O Ribeiro», explica. Además, ambas comarcas vitivinícolas comparten un tipo de uva que es clave a la hora de moldear el vino Rías Baixas Condado do Tea: la uva treixadura.
El caldo blanco Rías Baixas Condado do Tea, que ha de contener las variedades de albariño o treixadura en un porcentaje no inferior al 70%, es un vino ─en palabras de Estévez─ «suntuoso, goloso, intenso en nariz con aromas de fruta fresca y en ocasiones con sutiles notas florales». Aparte de esto, la meteorología propia de la subzona permite hablar de una acidez moderada. Tal y como cuenta el enólogo, «el clima, más seco, consigue una mayor degradación de la acidez en los mostos, por lo que se dan vinos con menos contenido en ácido málico y graduaciones alcohólicas un pelín más altas». Esta sequía también acelera la maduración de la uva, por lo que las vendimias de O Condado suelen preceder a las celebradas en el resto de las subzonas de las Rías Baixas.
Pero al igual que no solo de pan vive el hombre, tampoco de mostos blancos vive únicamente O Condado do Tea. La subzona encabeza la producción de vino tinto en su denominación de origen, con interesantes proyectos para la uva morada en parroquias como Rubiós, en As Neves, donde sacan jugo a variedades como sousón, mencía o pedral. Además, en lugares del ayuntamiento de Crecente como O Freixo o Sendelle, los vecinos guardan una relación histórica con la uva tinta e incluso hay una pequeña bodega esforzada en recuperar el tradicional vino brancellao. «Aquí se realizan tintos que nunca asimilarías con las Rías Baixas», relata Estévez.
Según opina el enólogo, O Condado do Tea es una subzona que crece en prestigio, con condiciones favorables para conquistar mercados y donde se innova como en el resto de plantaciones de las Rías Baixas. Eso sí, que sus caldos acompañen pescados del Miño y sus afluentes, como la anguila o la lamprea, es una de esas tradiciones, como quien dice, grabada a fuego o en piedra. Para conocer otras costumbres gastronómicas arraigadas en la comarca vitivinícola, Estévez recomienda pasarse por el Centro de Interpretación do Viño e da Lamprea de Arbo y acercarse a la Festa do Viño do Condado que cada agosto organiza el municipio de Salvaterra. Doradas y tintas, las tierras del río Tea y sus alrededores ofrecen un turismo sosegado de montaña, además de un espacio de fortalezas, rutas peregrinas y pazos que se sirve en copa y se disfruta con los cinco sentidos.
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