Paradanta, el tesoro de la naturaleza

Es el corazón natural de la provincia de Pontevedra. A Paradanta, formada por los ayuntamientos de A Cañiza, O Covelo, Arbo y Crecente, ofrece un paisaje montañoso perfecto para desconectar de la vida urbana y entrar en contacto directo con la naturaleza.

Tamara Novoa Alonso
Fotografía: Pío García

VALLES-RIO-TEA-DESDE-A-GUIA

Los aficionados al senderismo podrán gozar en esta comarca de A Paradanta de numerosas rutas que discurren por bosques frondosos de carballos, pinos y alcornoques. Una de las más conocidas es la del Camiño da Raíña. Se trata de una vía medieval que se convirtió en una importante ruta comercial gracias a que comunicaba el Atlántico con las tierras del interior. Era también la ruta frecuentada por doña Urraca, la reina más gallega, para acudir desde Castilla al hoy desaparecido monasterio de A Franqueira y al castillo de Sobroso. Hoy día todavía se puede recorrer esta vía y pisar sus piedras milenarias, que conservan las marcas del transitar de los carros.

Mirador de Fontefria - A Cañiza

A Franqueira

A Franqueira - A Cañiza

Virgen de la Guía - Maceira

Ermita de La Guía – Covelo

Las montañas de Covelo esconden en sus cumbres diferentes ermitas que impregnan de magia el paisaje de A Paradanta. Dos de las más espectaculares son la ermita de la Virgen de la Guía, en Piñeiro, y la ermita de mismo nombre en Maceira, ambas situadas en la Serra do Suído. Aunque el acceso es empinado y puede resultar agotador, el paisaje que se divisa desde ellas bien merece la pena. Desde la de Piñeiro tenemos una vista privilegiada sobre el río Tea y el valle que este dibuja a su paso.

Pasos de Lourido

Pasos de Lourido – Covelo

Sin duda, uno de los miradores más conocidos de la zona es el de Fontefría. Se trata de uno de los puntos más altos de A Cañiza. Desde su área de recreo se alcanza a ver todo el municipio de A Cañiza y el valle del Deva.
El otro gran atractivo de la comarca de A Paradanta son los ríos. El Miño, el Oitavén, el Tea, el Caraño o el Deva llenan de vida la comarca. En ellos abundan las truchas de montaña, e incluso se pueden ver algunas nutrias. Una de las construcciones más singulares de esta zona son las pesqueiras: unas construcciones de época romana que se utilizan para la captura de la lamprea, exquisitez gastronómica de la zona.

Playa de Maceira

Playa fluvial de Maceira en el Río Tea – Covelo

Molino de Maceira

Molino de Maceira – Covelo

Covelo aparece dividido en dos por el río Tea. Por ello, se hizo necesaria la construcción de puentes y pasarelas para atravesarlo: el puente de las Partidas, los Remedios, Cernadela y otros más pequeños, como el de Fofe o Abuiña. Pero en algunas partes del río la construcción de puentes era demasiado complicada, por lo que se habilitaron pasos o poldras, piedras intercaladas que hacían posible el paso de una orilla a otra. Hoy son una de las singularidades de esta zona, y se utilizaban también para la pesca de la lamprea, la trucha o el salmón.
Tras una buena caminata, seguro que agradecemos un descanso. Las numerosas playas fluviales y áreas recreativas de A Paradanta son nuestra mejor opción. A orillas del río Tea hay numerosas zonas en las que disfrutar de un refrescante baño. Por ejemplo, la playa de Maceira es un precioso enclave en el que reponer fuerzas. Está formada por una isla central con piscinas rústicas para los más pequeños. La isla la rodean las aguas del río, donde los mayores pueden nadar y refrescarse. El curso del río forma pequeños saltos y pozas de agua, y a unos doscientos metros de la playa se encuentra el molino de Maceira que ha sido rehabilitado recientemente. El edificio aparece dividido en dos, posiblemente debido a que a una primera construcción más antigua se le añadió más tarde otra por su gran uso.

Puente de Portofurado

Puente de Portafurado – Covelo

Molinos de Portofurado

Molinos de Portafurado – Covelo

No debemos abandonar a Paradanta sin dar un paseo tranquilo a orillas del río Caraño. En menos de dos kilómetros de recorrido pasaremos por dos puentes de origen romano: el de O Piñeiro y el de Portofurado. Junto a este último encontramos cuatro molinos de agua perfectamente conservados que llenan de encanto la zona. Sin duda, se trata del lugar perfecto para poner fin a nuestro paso por la comarca. El sitio ideal para relajarnos mientras recordamos todos esos escondites naturales que hemos descubierto en el tesoro natural de A Paradanta.

Puede que te interese también Qué ver en Castril

Río Alén