Qué ver en Aveiro

«Aveiro, la Venecia portuguesa» junto a una cuidada fotografía de la ciudad. Eso fue lo primero que me llamó la atención cuando abrí Instagram. Era un mensaje publicitario, pero destacaba en medio de stories plagados de selfies y pies en la arena. Normalmente no me detengo a observarlos, pero no tenía nada mejor que hacer. Mi mundo había parado en seco y la frenada me había dejado totalmente desorientada… necesitaba descubrir qué ver en Aveiro.

Ana Belén Fernández García
Fotografía: Pío García

Qué hacer en Aveiro
Aveiro - Portugal

Con el corazón roto y un viaje en pareja cancelado a dos días de empezar las vacaciones, el verano no pintaba bien. Pero no pensaba quedarme en casa llorando. Así que agarré la maleta que había preparado hacía días, haciendo alarde de una ilusión y una previsión desmesuradas, y me fui directa al coche. Conducir con buena música siempre me ha servido como calmante natural y el destino acababa de decidirlo: Qué ver en Aveiro Aveiro, en la costa del vecino Portugal, a tan solo setenta y cinco kilómetros al sur de Oporto.

Aveiro - Portugal

Tras unas tres horas y media de canciones y buena carretera, la mayor parte autopista, llegué a Aveiro. Un viaje bastante accesible desde Santiago de Compostela, y además uno muy estimulante: el primero que realizaba en solitario. Me recibió una temperatura de lo más agradable y pensé que se debía a que estábamos en época estival, pero en el hotel me contaron que allí el clima suele ser suave durante todo el año.

Aveiro - Portugal

Me hospedé con rapidez, dejé mis bártulos en la habitación y me eché a la calle. Tenía muchas ganas de recorrer aquel lugar. A primera vista me pareció una ciudad muy acogedora, y eso era justo lo que necesitaba. Además no era muy extensa y me resultó realmente fácil orientarme.

Aveiro - Portugal

En seguida comprendí por qué la llaman «la Venecia portuguesa», «la pequeña Venecia» o «la falsa Venecia». Y es que, al igual que la famosa ciudad italiana, Aveiro está surcada por canales (tres) y cuenta también con unas embarcaciones similares a las góndolas para uso y disfrute de los turistas. Pero no oséis llamarlas así. Yo lo hice y por poco me dejan en tierra. Se llaman moliceiros porque, antiguamente, se utilizaban para recoger moliço, una planta acuática que crecía en el fondo de la ría y que, una vez seca, servía como abono.

Aveiro - Portugal

Con tanta luz y tanta belleza a mi alrededor, apenas tuve tiempo de lamerme las heridas o siquiera de pensar en ellas. Quería recrearme en cada detalle de cada edificación y memorizarlos para siempre. Menos mal que había comprado recientemente una tarjeta SD de gran capacidad, porque de no ser así habría superado el límite de almacenamiento del teléfono nada más llegar. Hice millones de fotos y fui inmensamente feliz buscando el instante y el encuadre perfectos.

Pero si te preguntas qué ver en Aveiro, debes saber que es mucho más que la Venecia portuguesa. Navegar en moliceiro es algo que hay que hacer, pero es solo el principio. Recorrer la localidad a pie, sin prisa, deteniéndome cada dos pasos para capturar sus hermosas calles, me dio la paz que ansiaba en aquel momento.

Aveiro - Portugal

Un canal central divide esta ciudad lusa en dos mitades muy diferentes. Por un lado el barrio de Beira Mar, donde vivían los pescadores y en el que encontré el Mercado do Peixe y el Museo de Art Nouveau y degusté la gastronomía típica de la zona en varios de sus múltiples restaurantes. Al otro lado del canal me aguardaban más regalos para la vista, como la Plaza de la República, la catedral y sus preciosos azulejos, la universidad, el antiguo Convento de Jesús hoy reconvertido en museo y algunos edificios art nouveau con unas fachadas que merece la pena contemplar. Según le escuché a un guía que comandaba una excursión de ingleses, pertenecen a particulares con posibles cuyos antepasados se asentaron allí a principios del siglo XX para dedicarse al comercio del pescado y de la sal.

Aveiro - Portugal

Y cuando apareció, porque lo hizo, un atisbo de tristeza, traté de enmascararlo con dulce y lo conseguí. No podía irme de allí sin probar el postre más afamado de Aveiro: los ovos moles, unos auténticos manjares hechos a base de yemas de huevo y azúcar y recubiertos por una oblea. Su origen se remonta cinco siglos atrás, cuando las religiosas que regentaban el convento empezaron a alimentar a los enfermos con yemas azucaradas y advirtieron su mejoría. Incorporaron las obleas a la receta, el postre fue adquiriendo notoriedad y hoy en día es una de las insignias de la ciudad.

Praia da Barra - Aveiro - Portugal

Pero había más cosas qué ver en Aveiro, como la fábrica de cerámica de Vista Alegre, a unos pocos kilómetros. O sus playas, a unos diez minutos en coche del centro de Aveiro. Y allá me fui, hasta la praia da Barra, con sus dunas de São Jacinto y su extenso arenal, muy bien cuidado, perfecto para relajarse mirando al mar o tomando el sol sin escuchar conversaciones ajenas. Pero yo, que quieta aguanto lo justo, me aventuré por una senda de madera que recorre gran parte de la playa y disfruté de un agradable paseo en el que conseguí escapar de mis fantasmas una vez más.

Praia da Barra - Aveiro - Portugal

Aunque lo mejor de aquella jornada fue, sin duda, contemplar o farol da Barra (o farol de Aveiro): el faro más alto de Portugal, el segundo de la península ibérica y uno de los de mayor envergadura del mundo. Una edificación del siglo XIX que se levanta más de sesenta metros sobre el nivel del mar y que aún vela por la seguridad de la navegación.

Farol de Aveiro

Lugar al que intentaré volver cuando regrese, porque lo haré, a Aveiro, y a ser posible en miércoles, para poder visitar su interior, subir los 271 peldaños de la escalera de caracol que lo recorre y poder contemplar las vistas desde las alturas.

Praia da Barra - Aveiro - Portugal

Y también volveré al lugar más «instagrameable» de la zona: Costa Nova. La playa es, como me gusta a mí: amplia, abierta y de arena de grosor medio. Y conviven perfectamente los fanáticos de los nuevos deportes acuáticos y los que aman y practican la pesca más tradicional.

Costa Nova - Aveiro - Portugal

A pie de playa, a los bares y restaurantes no les faltan los clientes. Muy cerca de ella se alzan los palheiros, construcciones en las que los pescadores de la zona guardaban sus aperos y que fueron restaurándose y convirtiéndose en casas de verano. Sus fachadas, marcadas por rayas de colores, son a cada cual más bonita. Y es inevitable fantasear con adquirir una y con lo plácida que sería mi nueva vida en aquel lugar.

Costa Nova - Aveiro - Portugal
Costa Nova - Aveiro - Portugal

Quizá algún día pueda hacer realidad este sueño. Por el momento, me conformo con repetir cada cierto tiempo este terapéutico viaje. Qué ver en Aveiro es mucho más que la Venecia lusa. En Aveiro encontré belleza, fuerza interior y las ganas para seguir adelante.

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