Castro de Borneiro en la Costa da Morte
Descubre el enigmático Castro de Borneiro, un asentamiento de la Edad del Hierro rodeado por un fascinante entorno natural que te sumergirá en la historia de Galicia y te hará viajar en el tiempo.
Costa da Morte, que comprende la parte del litoral coruñés que se extiende desde el Cabo de Fisterra hasta Malpica, recibe este nombre de las tragedias, de los naufragios producidos en su costa de paisajes agrestes, acantilados y playas vírgenes. Sin embargo, es una zona llena de vida, de un encanto penetrante. Un lugar que se queda grabado en la memoria y en el alma del viajero. Lugares como Muxía y Camariñas, faros como el de Cabo Vilán, y playas salvajes como la de O Trece, serán una visita ineludible en medio de un paisaje con esencia a leyenda.
Descubre el enigmático Castro de Borneiro, un asentamiento de la Edad del Hierro rodeado por un fascinante entorno natural que te sumergirá en la historia de Galicia y te hará viajar en el tiempo.
No hay acuerdo sobre los límites de la Costa da Morte: de Fisterra a Cabo Roncudo, según unos; hasta Malpica, e incluso Arteixo, según otros. Sea como fuere, hablamos de una de las riberas más salvajes y genuinas del Atlántico europeo: decenas de kilómetros de ensenadas, playas y acantilados, de mitos y leyendas, de belleza y de tragedia.
Una tierra dura, de piedra y sal. Unos nobles belicosos y pendencieros. Un arzobispo que pagó cara su temeridad. El castillo de Vimianzo guarda tras sus murallas una de las historias más sorprendentes de la edad media gallega. ¿Todavía no la conoces? Pues déjame que te cuente…
Aun en el caso de aborrecer la poesía, la literatura puede ayudar, y mucho, cuando te decides a quemar rueda o zapatilla en la Costa da Morte.
Algunos autores gallegos se inspiraron en lo escarpado de su relieve para dar forma a sus renglones. ¿Por ejemplo? Eduardo Pondal. Seas o no gallego, Pondal te sonará de oídas: es el autor del himno de nuestra comunidad autónoma.
Si pudiésemos expresar a través de colores todo lo que viene a nuestra mente al escuchar el nombre de Camariñas serían tantas y tan variadas las menciones a sus atributos como el colorido de los arcos de su danza más famosa, la que tiene lugar cada 16 de julio en honor a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros.
Costa Ártabra… Cuando escucho estas dos palabras pienso en acantilados, montes, playas y pueblos marineros, pero también en historia. Los romanos ya hablaban de un enclave conocido como el Magnus Portus Artabrorum, el gran puerto ártabro, en algún lugar entre las rías de Ares y Ortigueira.
Quien se acerque a visitar el dolmen de Dombate debe saber que contempla el monumento megalítico más importante de Galicia, el mejor conservado y más estudiado de los más de quince mil que se conocen.
El mar ruge con fuerza, las olas baten incansablemente contra las rocas, los remolinos que se forman bien explican el nombre que recibe esta zona. Sin embargo, más allá del sonido del mar no percibimos nada, solo calma. Estamos en la Costa da Morte, que comprende la parte del litoral coruñés que se extiende desde el cabo de Fisterra hasta Malpica. Su nombre lo recibe de los numerosos naufragios de los que su mar ha sido testigo.
Costa da Morte, que comprende la parte del litoral coruñés que se extiende desde el Cabo de Fisterra hasta Malpica, recibe este nombre de las tragedias, de los naufragios producidos en su costa de paisajes agrestes, acantilados y playas vírgenes. Sin embargo, es una zona llena de vida, de un encanto penetrante. Un lugar para no olvidar, que se queda grabado en la memoria y en el alma del viajero.
Ponteceso es la espesura de los pinos verdescentes. El discurrir del río Anllóns antes de su muerte. Es morada de bardos y druidas. Tierra de raíces celtas, hogar de Breogán. Lar de hombres melancólicos con alma atlántica. Un emplazamiento en el que cosas mágicas ocurren bajo la placida luz del luar. Ponteceso es un lugar alejado de los ruidos de la ciudad. Ponteceso es calma, naturaleza. Y es Pondal.