Luces de Navidad en Vigo
La Navidad y Vigo se han vuelto inseparables en los últimos años. Como un resurgimiento de viejas tradiciones de alegría y felicidad compartidas, la Navidad brilla más que nunca en la ciudad olívica.
Atréverte a callejear por las empinadas calles de Vigo y descubre su ría y sus playas, donde disfrutar del mar o hacer deporte. Si te gusta correr te recomendamos el parque de Castrelos o el monte del Castro. En el casco antiguo de la ciudad encontramos la catedral de Vigo y la zona de tapas y de marcha nocturna. Te encantará la calle Príncipe para realizar tus compras y ver el atardecer desde Samil contemplando las Islas Cíes.
La Navidad y Vigo se han vuelto inseparables en los últimos años. Como un resurgimiento de viejas tradiciones de alegría y felicidad compartidas, la Navidad brilla más que nunca en la ciudad olívica.
Descubre la Fortaleza del Castro de Vigo, un lugar histórico en Galicia que ofrece una experiencia única entre sus murallas y galerías.
En Galicia podemos utilizar hasta quince sustantivos para referirnos a una fiesta: festa, algueirada, carallada, chola, esmorga, folía, foliada, gandaina, pándega, rexouba, troula… No nos queda más remedio que reconocer que la fama de alborotadores (en el más lúdico de los sentidos) nos la hemos ganado a pulso. Y poco o nada pueden huir de esta característica los vecinos de una pedanía como la de Bembrive, en Vigo, donde se atreven a empalmar las intensas citas navideñas con los actos en honor a san Blas, que se celebran en los dos primeros meses del año.
La ciudad olívica es caótica y ruidosa, vibrante y excitante pero también está llena de rincones en los que parece que se haya detenido el tiempo y ofrece miles de paseos relajantes.
Agua turquesa y cristalina, arena fina y blanca y calma, mucha calma.
Situada en un lugar excepcional de la costa viguesa se encuentra la villa romana de Toralla. Se trata de un enclave arqueológico de época tardorromana, de los siglos IV y V de nuestra era, encuadrada dentro de las denominadas villae costeras, un conjunto arqueológico de aproximadamente treinta ejemplos ubicados a lo largo de la ría de Vigo, de entre las que esta de Toralla es una de las más conocidas y mejor estudiadas.
El 18 de febrero de 1868, el Nautilus, al mando del capitán Nemo, entraba en la ría de Vigo e inmortalizaba literariamente este pedazo de la geografía gallega. Julio Verne dedicó todo un capítulo de su libro 20.000 leguas de viaje submarino a Vigo y su ría, y no lo hizo por casualidad. El escritor francés, buen conocedor de la historia, escogió muy a propósito esta ubicación porque había sido testigo en el siglo anterior de la conocida batalla de Rande.
Al entrar en la finca donde se erige el Pazo Quiñones de León no cuesta imaginarse la vida refinada de la que disfrutaban sus moradores hasta bien entrado el siglo XX.
El mar suena feroz en su batir incesante contra las rocas, el zumbar del viento acompaña su sonido. Tras la ventana vemos las gotas de lluvia fundirse en lo profundo del océano.
La plaza de la Constitución es la más emblemática de Vigo, que hace las veces de Plaza Mayor.