Roi Casal en Catoria

Roi Casal desliza sus dedos suavemente entre las finas cuerdas del arpa. Se desprenden unas notas dulces, sonidos casi celestiales que nos transportan a la naturaleza más pura, al discurrir de un río, a un bosque encantado o la frondosidad de una fraga. Naturaleza que Roi encuentra a las puertas de su casa, en Catoira.

El municipio codiciado por los vikingos está situado al fondo de la Ría de Arousa y lo atraviesa el Ulla. A ambos lados se levantan valles y montañas.
El arpa es sin duda un elemento que caracteriza a Roi Casal. De pequeño se quedó enganchado al ver a Rodrigo Romaní tocarla con Milladoiro. Más tarde, el propio Romaní le enseñaría todos sus secretos y ya nunca más se separaría de ella.

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Roi Casal nos recibe en la farmacia que regenta junto a su padre en Catoira. Ambos son farmacéuticos de profesión y comparten vocación musical. Tino Casal es uno de los miembros fundadores de Milladoiro y Roi, quien también formó parte de la banda folk, está en uno de los momentos más dulces desde que comenzó su carrera en solitario. Continúa viviendo en Catoira con su familia, pero siempre que tiene la oportunidad hace de embajador de nuestra tierra en conciertos por América Latina, Europa o el resto de España.

Roi Casal: Una década de aprendizaje y descubrimiento con Milladoiro

Roi Casal recuerda a la perfección su primer concierto con Milladoiro en Madrid. «Creo que no era consciente de la responsabilidad que tenía y por eso salió tan bien», confiesa Casal. Con el grupo folk pasaría diez años de los que se siente muy orgulloso. «Fueron para mí como una escuela. Aprendí sobre todo qué tipo de música no quiero hacer. Creo que es esencial tenerlo claro. Después, poco a poco, irás descubriendo que es lo que sí quieres hacer», explica.

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En 2008 el cantante catoirense decidió iniciar su andadura en solitario. Un proyecto que bebería de Milladoiro y de la música tradicional gallega, pero que el artista transformaría a su manera. «Sí, mi música es tradicional, comenzando por los instrumentos que utilizo, pero también es moderna. Fusionamos la zanfona, que está prácticamente en desuso en Galicia, con la guitarra eléctrica dando paso a un resultado genuinamente único que gusta a los más jóvenes».

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La aficción la creó Roi Casal en casa, en el cuarto de la música de su padre, pero sus primeros pasos los dio en la banda municipal de Catoira, de la que, nos recuerda, salieron grandes músicos. Siempre ha sido fiel a su tierra y a la tradición gallega, «algunos artistas se dedican a copiar la música de otros lugares, utilizando otros idiomas para acabar cantando en su aldea y nosotros en Catoira hemos hecho lo contrario. Hemos rescatado la música de nuestro pueblo para tocarla por el mundo adelante», razona.

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El último trabajo de Roi Casal lleva el nombre de Donos do noso destino en honor al poema escrito por William Ernest Henley, a quien con tan solo doce años le diagnosticaron tuberculosis ósea y sufrió la amputación de su pierna derecha. Más tarde, este mismo poema sería utilizado por Mandela para luchar contra el apartheid en Sudáfrica. Roi cree oportuno rescatar esta letra en el momento que atravesamos poque «formo parte de una generación que tiene las cosas difíciles, pero es bueno recordar que lo tenemos mucho más fácil que en otros momentos de la historia lo tuvo mucha gente, solo tenemos que buscar nuestra manera de contribuir a mejorar las cosas».

“No importa que estrecho sea el camino
ni que cargada de castigos la sentencia
soy el dueño de mi destino
soy el capitán de mi alma”

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Guarda un especial respeto por todo nuestro legado patrimonial, que como explica «nos habla de cómo vivían nuestros antepasados». Se refiere por ejemplo a los molinos tradicionales. Catoira es el único municipio gallego que cuenta con molinos tradicionales de los tres tipos: hidráulicos, de viento y marinos. «Los molinos eran lugar de reunión, mis bisabuelos subían hasta los de viento a moler el maíz», explica Roi Casal.

Los molinos de Albalo están situados en lo alto de la montaña, desde donde se tiene una vista espectacular de toda la ría. Estos molinos son únicos en Europa por su sistema de doble aspa. En el Parque da Fonte Gaiteira, situado en el corazón de la villa, encontramos un molino hidráulico a la vera del río Ulla, bajo unos carballos centenarios. El molino de mar es uno de los pocos ejemplos que encontramos en la comunidad gallega y que en Catoira se halla junto al paseo fluvial que rodea todo el municipio.

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Cerca de los molinos de Albalo está A Lagoa das Pedras Miúdas, adonde Roi Casal recuerda venir con sus amigos. «Era nuestro lugar secreto», bromea. «En verdad se creó por casualidad, aquí había una cantera de piedra y cuando la abandonaron se formó esta especie de lago con la acumulación de las aguas de la lluvia, y ahora es un sitio lleno de encanto que muy poca gente de fuera de Catoira conoce», añade.

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Pero si se tiene que quedar con un sitio, Roi Casal lo tiene claro: el entorno de las Torres do Oeste es su preferido. «Es el lugar con el que más nos indetifica la gente y al final con el que más nos identificamos los catoirenses», explica Roi. Las dos torres que se conservan en la actualidad formaban parte del recinto amurallado de origen romano que fue ordenado reconstruir por el arzobispo Xelmírez para detener a los vikingos en sus incusiones en la localidad, por la que pretendían ascender por el Ulla hasta llegar a Santiago.

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