Ruta de A Guarda a Nigrán

Esta es una historia de aventuras, de conquistas y reconquistas, de piratas feroces y monjes guerreros, del descubrimiento de América y un mar que se deja querer.
La Ruta de A Guarda a Nigrán, la comenzamos en un apacible pueblo pesquero con vistas al Atlántico. Aquí es donde el río Miño se une al océano con el propósito de regalarnos un paisaje inolvidable. Además de conocer un poco más acerca de su pasado luso, visitamos el castro de Santa Trega, un lugar muy bien conservado que nos transporta a los siglos I y II antes de Cristo.

Ruta de A Guarda a Nigrán. En Oia tenemos la oportunidad de descubrir un monasterio que goza de unas vistas privilegiadas. A sus pies tuvo lugar una batalla decisiva que permitió salvaguardar las costas gallegas.
Seguimos hasta Baiona, la noble y leal villa. Codiciada durante siglos debido a su privilegiada situación junto al Atlántico, a partir del siglo XIX fue relegada a un segundo plano. Sin embargo, Baiona supo aprovechar su encanto para convertirse en uno de los lugares turísticos más relevantes de la comunidad gallega.

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Este pueblo marítimo atrae con sus playas impecables, con su casco histórico, sus paseos plácidos entorno a su bahía, una oferta cultural para todos los gustos y unas vistas que hacen olvidar toda rutina. Es un municipio que ha sabido combinar su pasado espléndido con los tiempos modernos. No nos extrañe, pues, ver a un turista sacando fotos mientras un pirata intenta escalar las murallas de su fortaleza.

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Uno de sus principales reclamos turísticos de la Ruta de A Guarda a Nigrán es la Virgen de la Roca. Situada a cien metros sobre el nivel del mar, en el monte Sansón, podemos visitar este peculiar monumento a la Virgen. Sus quince metros de altura esculpidos en granito, obra del famoso arquitecto Antonio Palacios, nos ofrecen unas vistas inigualables sobre Baiona y la ría de Vigo. Incluso podemos subir hasta la barca que sostiene la Virgen en su mano y que hace de mirador. Manos y rostro, por cierto, tallados en mármol por el escultor Ángel García. La corona, por su parte, es de porcelana. Se inauguró en 1930.

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Terminamos nuestra Ruta de A Guarda a Nigrán, en Nigrán. Este municipio que pertenece a la comarca de Vigo nos cautiva por sus playas de arena blanca y su admirable esfuerzo por cuidar de su sistema dunar. Además, os desvelamos un templo de estilo poco frecuente: el templo votivo del Mar, obra del ya mencionado Antonio Palacios, construido en la década de 1930. Muy cerca se encuentran los restos de un arco suevo que sirvieron de inspiración al célebre arquitecto.

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