Empezamos nuestro día temprano, con el fresco de la mañana todavía en el aire y los primeros rayos de sol acariciando el horizonte. Equipados con nuestras mochilas, botas de senderismo y un entusiasmo contagioso, nos dirigimos hacia el Área de Interpretación dos Muíños de Vedra. Este sería nuestro punto de partida para explorar la Ruta dos Muíños do río Merín, un recorrido circular de dos kilómetros que nos prometía una inmersión total en la naturaleza y en la rica historia de los molinos de Vedra.
El sendero comienza serpenteando entre prados verdes y huertos bien cuidados, mostrando la riqueza agrícola de la región. Desde el principio, el sonido suave del río Merín nos acompañaba, creando un ambiente tranquilo y relajante. La vegetación frondosa nos rodeaba, proporcionando sombra y frescura en nuestro camino. Los molinos, restaurados con esmero, comenzaron a aparecer a nuestro paso, cada uno con su propio carácter y encanto.
Descubrimiento de los Molinos en la Ruta dos Muíños do Río Merín
El primer molino que encontramos nos dejó impresionados. Construido en piedra y madera, su estructura hablaba de una ingeniería sencilla pero eficaz, utilizada por generaciones para moler granos y convertirlos en harina. En los tiempos en que estos molinos estaban en funcionamiento, la vida giraba en torno a ellos. No solo eran esenciales para la producción de alimentos, sino que también eran centros de actividad social. Aquí, los agricultores se reunían, intercambiaban noticias y fortalecían los lazos comunitarios.
A medida que avanzábamos, disfrutábamos del paisaje y de la compañía. Sin embargo, la caminata no estuvo exenta de sorpresas. En un tramo particularmente frondoso del sendero, nos encontramos con un pequeño obstáculo: un árbol caído bloqueaba el camino. Con espíritu de aventura, decidimos sortearlo trepando por encima. Entre risas y alguna que otra caída graciosa, logramos pasar el obstáculo, sintiéndonos un poco más como auténticos exploradores.
Los Muíños do río Merín no solo facilitaban la molienda de cereales, sino que también tenían un papel crucial en la economía local. Durante siglos, los molinos permitieron la producción de harina, fundamental para la elaboración del pan, un alimento básico. Los agricultores llevaban sus cosechas de trigo, maíz y otros granos a estos molinos, donde la molienda se realizaba mediante la fuerza del agua del río. Esta interacción entre el hombre y la naturaleza es un claro ejemplo de la sostenibilidad y el ingenio de nuestros antepasados.
Uno de los puntos más destacados de la ruta es el pequeño mirador. Desde aquí, pudimos apreciar una vista panorámica del río Merín y los molinos esparcidos a lo largo de su curso. La serenidad del lugar nos invitó a detenernos y disfrutar del paisaje. A lo lejos, una cascada añadía un toque mágico al entorno, con el agua cayendo en un canto incesante. Este mirador no solo ofrece una pausa en el camino, sino también una oportunidad para reflexionar sobre la belleza natural que nos rodea.
Seguimos avanzando, adentrándonos en zonas aún más frondosas. La frescura del ambiente y el constante sonido del agua nos mantuvieron energizados. En cada recodo del camino, los molinos aparecían como testigos silenciosos del pasado. Cada uno tenía su propia historia, desde su construcción hasta su restauración, y todos ellos nos recordaban la importancia del río Merín en la vida diaria de las comunidades locales.
Al llegar al último de los molinos, nos tomamos un momento para descansar y compartir nuestras impresiones. La conexión con la naturaleza, el descubrimiento de la historia y la belleza del paisaje hicieron de esta excursión una experiencia inolvidable. La Ruta dos Muíños do río Merín es mucho más que una simple caminata. Es un viaje al pasado, una lección de historia viva y un homenaje a la cultura muiñeira del Concello de Vedra.
Descubriendo Vedra tras la Ruta dos Muíños do Río Merín
Después de completar la ruta, decidimos explorar un poco más el Ayuntamiento de Vedra. Este municipio, situado en la provincia de A Coruña, ofrece una variedad de atractivos que complementan perfectamente la experiencia de la Ruta dos Muíños do río Merín.
Nuestra primera parada fue la Iglesia de Santa María Magdalena de Ponte Ulla, una joya arquitectónica que data del siglo XII. Este templo, situado en el pintoresco pueblo de Ponte Ulla, destaca por su estilo románico. Al entrar, nos maravillamos con su interior, donde se pueden apreciar retablos barrocos y una magnífica imagen de la Santa María Magdalena. La iglesia, además de su valor arquitectónico, es un lugar de gran devoción y parte integral de la vida espiritual de la comunidad local.
Otra visita obligada en Vedra es el Pazo de Santa Cruz de Ribadulla. Este majestuoso pazo, rodeado de jardines y fuentes, es un ejemplo del esplendor de la nobleza gallega. Los jardines del pazo, conocidos como uno de los mejores ejemplos de jardín histórico en Galicia, cuentan con una impresionante colección de camelias, robles centenarios y una gran variedad de plantas ornamentales. Pasear por estos jardines es como viajar en el tiempo, transportándonos a una época de elegancia y refinamiento.
No se puede visitar Vedra sin disfrutar de su gastronomía local. Los restaurantes de la zona ofrecen una amplia variedad de platos típicos gallegos, desde el pulpo á feira hasta la empanada gallega. Decidimos probar el famoso cocido gallego, un plato contundente y sabroso que nos dejó más que satisfechos. Además, los vinos de la región, especialmente los albariños, son el complemento perfecto para cualquier comida.
El día de excursión por la Ruta dos Muíños do río Merín y la exploración del Ayuntamiento de Vedra nos ofreció una combinación perfecta de naturaleza, historia y cultura. La ruta nos permitió conectar con el pasado y entender la importancia de los molinos en la vida de las comunidades rurales. Vedra, con sus tesoros arquitectónicos y su rica gastronomía, añadió una dimensión extra a nuestra aventura.
La Ruta dos Muíños do río Merín no solo es un destino ideal para los amantes del senderismo, sino también para aquellos interesados en la historia y la cultura de Galicia. Cada paso en el camino, cada molino, y cada vista del paisaje nos recordó la importancia de preservar nuestro patrimonio y de apreciar la belleza natural que nos rodea. Con el corazón lleno de gratitud y la mente enriquecida, terminamos nuestro recorrido, prometiéndonos volver para seguir explorando los secretos que guarda este hermoso rincón de Galicia.
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