Te invito a un viaje en el tiempo, a descubrir el encanto de un rincón histórico en la provincia de Lugo, Galicia: el Monasterio de Santa María de Meira. Un lugar donde la historia y la serenidad se encuentran, lejos de los destinos turísticos más transitados. Un destino perfecto para tu próxima aventura.
Historia de Santa María de Meira
El Monasterio de Santa María de Meira, ubicado en la parroquia y municipio de Meira, es una joya oculta de la época medieval. A pesar de no ser tan conocido como otros monumentos de Galicia, su significado y valor histórico son reconocidos por aquellos que tienen la fortuna de descubrirlo.
Este monumento está enclavado en la serenidad de las tierras gallegas, en las proximidades de las fuentes del río Miño. El lugar emana un encanto particular que invita a explorar su historia y contemplar su belleza. Este santuario fue testigo de la historia medieval española, con los primeros documentos que lo mencionan datando de mediados del siglo XII, en 1154, lo que acredita su existencia y relevancia en esa época.
Fue aquí, en estas tierras cargadas de historia y belleza natural, donde el Rey Alfonso VII, de León y Castilla, tomó la decisión de donar el cenobio a los Condes de Sarria, una noble familia con un papel importante en la historia de Galicia. En un acto de devoción y generosidad, los Condes de Sarria decidieron ceder el monasterio a la orden religiosa de Císter. Esta orden, conocida por su austero estilo de vida, estaba compuesta por monjes y monjas que seguían las reglas de San Benito y cuyo fundador, San Bernardo, provenía de la Abadía de Claraval en Francia.
La llegada de la orden del Císter marcaría un antes y un después en la historia del Monasterio de Santa María de Meira, aportando una nueva espiritualidad y dejando su impronta en la arquitectura del lugar, tal y como podemos apreciar en la actualidad.
Arquitectura del Monasterio
La Iglesia de Santa María de Meira, un ejemplar sobresaliente del estilo románico cisterciense, es un testimonio vivo de la grandeza y funcionalidad que predominaban en las construcciones de la orden del Císter. Su exterior, construido con sillería de granito recubierto de pizarra, y sus paredes robustas y resistentes, dan testimonio de la durabilidad y resistencia que los cistercienses buscaban en sus edificaciones.
El estilo arquitectónico de la iglesia responde a una simplicidad y funcionalidad sublime, características inherentes a la regla cisterciense. Sus tres naves están separadas por imponentes pilares, arcos apuntados que confieren una sensación de solidez y una estabilidad que desafía el paso del tiempo. Es en esta estructura donde se desarrollaba la vida espiritual de los monjes, un lugar que fomentaba la meditación y el retiro del mundo exterior.
En la fachada septentrional de la iglesia, se encuentra una puerta de una sencillez cautivadora, carente de cualquier ornamentación excesiva, reflejando así el carácter austero de la orden del Císter. Sin embargo, no es menos impresionante por su simplicidad. Este acceso, aunque modesto, se convierte en una invitación a explorar el interior y descubrir las maravillas que alberga el edificio.
Por otro lado, en la fachada occidental, encontramos una armoniosa combinación de arquivoltas y un grandioso rosetón. El rosetón, un elemento arquitectónico típico del románico, se encarga de filtrar la luz natural hacia el interior de la iglesia, creando un ambiente místico y sereno que envuelve a los visitantes en una atmósfera de tranquilidad y reflexión.
El Monasterio de Santa María de Meira, con su notable presencia y arquitectura, es más que un simple edificio. Es un monumento a la vida monástica cisterciense, un recordatorio de la espiritualidad y la devoción que alguna vez se vivieron entre sus muros. A su vez, es un espejo que refleja el pasado, permitiéndonos apreciar el arte y la cultura que florecieron en aquella época.
El Interior de la Iglesia
El interior de la iglesia, aunque austero, posee una belleza singular. Tres ábsides románicos, un coro plateresco y púlpitos renacentistas componen su riqueza interior. El órgano recientemente restaurado y los grandes ventanales por donde entra la luz añaden un toque de encanto al lugar. No se puede olvidar el Claustro de estilo renacentista, único espacio que conserva los originales restos del monasterio.
Santa María de Meira, un destino lleno de encanto
Para aquellos que buscan destinos llenos de historia y tranquilidad, Santa María de Meira es una opción idónea. Aunque la desamortización y el tiempo han dejado su huella, este monumento sigue siendo un símbolo de la historia de Galicia y un atractivo punto turístico.
En la búsqueda de destinos únicos, no se debe pasar por alto Santa María de Meira. Un lugar donde la historia, la arquitectura y la tranquilidad se unen para crear un rincón mágico en el corazón de Galicia. Un viaje que, sin duda, te enriquecerá.
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