Covadonga, santuario y lagos

Covadonga. A lo largo de mi vida, debo haber visitado cuatro o cinco veces los Picos de Europa. He recorrido la senda del Cares, he subido a las alturas en Fuente Dé, he pasado la noche en Bulnes… Pero quizás por mi tendencia a priorizar lo natural sobre lo religioso, hasta ahora había ignorado el valle de Covadonga. Como otros antes que yo, cometí el gran error de reducir Covadonga a su santuario. 

Marcos González Penín
Fotografía: Pío García

Santuario de Covadonga Asturias

Desde luego, la basílica y la santa cueva que da nombre a la zona son sus imágenes más reconocibles, suficientes por sí mismas para justificar la visita. Pero en este valle también descubriré la encrucijada histórica en la que se formó el reino de Asturias, por no hablar de la impresionante joya natural que representan sus lagos glaciares… Hermosos paisajes, un centro espiritual y una historia fascinante. Será difícil que me marche decepcionado de Covadonga. 

Covadonga. La basílica flotante

El camino desde Cangas de Onís me lleva por una carretera que asciende lentamente hacia el valle, acompañada de una civilización que se resiste a dejar paso a la montaña. Junto al asfalto florecen restaurantes, hoteles y puestos de recuerdos, que hacen patente la gran atracción que despierta el lugar al que me dirijo. 

Santuario de Covadonga Asturias

Además, según me acerco a mi destino también aumenta el volumen de coches aparcados, por lo que decido no jugármela y completar andando el último tramo de la ascensión. Así que mi primera impresión de la basílica de Covadonga me sorprende desde lo alto, aparece sobre mí cuando doblo una curva, elevada sobre una plataforma que parece flotar en el medio de un mar de verde. 

Santuario de Covadonga Asturias

No es la típica ermita de montaña. Su fábrica es hermosa, con un estilo neorrománico en el que destacan dos grandes torres gemelas y el pórtico de su fachada. Por un momento, me parece fuera de lugar, me da la impresión de que un gigante ha arrancado una catedral de la plaza central de algún centro histórico y la ha arrojado en medio de las montañas. La piedra caliza rosada contrasta vivamente con la naturaleza que la rodea, ofreciendo una imagen impactante, a la que mis ojos no están acostumbrados, pero a la que sin duda podrían acostumbrarse. 

Santuario de Covadonga Asturias
Santuario de Covadonga Asturias

El rey fundador

Lo que no acaba de convencerme es mi historia del gigante, en cuanto termino de admirar la belleza del templo comienzo a preguntarme por qué decidirían construir una basílica en el medio de las montañas asturianas. Y afortunadamente la respuesta no está lejos, la encuentro grabada en el pedestal de una egregia estatua que guarda el templo, una figura a medio camino entre un emperador romano y un rey medieval, al que acompaña la cita “nuestra esperanza está en Cristo, este pequeño monte será la salvación de España”.

La estatua representa a Pelayo, un hombre en cuya vida se entrelazan la historia y la leyenda, que ha trascendido como el fundador y primer monarca del reino de Asturias, como el gran líder que dio inicio a la Reconquista cristiana con una batalla contra las tropas del califato omeya que tuvo lugar en el valle en el que me encuentro.

Pelayo Covadonga Asturias

Bueno, una batalla, escaramuza… Depende del historiador al que le preguntes. Las crónicas árabes hablan de una patrulla que decidió ignorar a los astures al no considerarlos una amenaza, algunos historiadores contemporáneos van incluso más lejos y aseguran que la batalla fue una invención posterior destinada a crear un mito fundacional para el reino de Asturias. Pero la historiografía cristiana, mayoritariamente aceptada, nos habla de un épico enfrentamiento, de unas verdaderas Termópilas a la española, en las que las tropas de Pelayo consiguieron superar su inferioridad numérica resguardándose en una pequeña gruta, en la que estuvieron amparados por la divina protección de la Virgen. 

Covadonga. La cueva sagrada

De ahí surgió una gran devoción hacia esta Virgen de las Batallas, que con el tiempo pasaría a conocerse popularmente como la Santina, patrona de Asturias que no ha dejado de atraer peregrinos a esta misma gruta desde el siglo XII, además de convertirse en un símbolo clave de la identidad asturiana. 

Covadonga Asturias

En todo esto pienso mientras me acerco a la cueva del milagro. Y aunque el sentimiento religioso no sea lo que me ha traído aquí, eso no me impide disfrutar profundamente la visita. La gruta se hace presente desde lejos, un gran orificio en la montaña que se abre sobre un  salto de agua, conteniendo un pequeño santuario que parece surgir de la propia roca y creando un escenario de agreste belleza.

Covadonga Asturias

Para llegar hasta ella atravieso un túnel de roca, iluminado por una gran abertura desde la que se divisa la basílica que acabo de abandonar. Es un camino breve, antes de darme cuenta estoy en la propia gruta, contemplo de cerca la pequeña Santina, con su manto y su corona, además de una pequeña capilla de decoración sobria, que no parece querer quitarle demasiado protagonismo a la cueva donde se encuentra.  

Covadonga Asturias

El lago entre montañas

Pero la verdad sea dicha, mi visita a la gruta es breve. Ya he recordado la historia y presentado mis respetos en el santuario, siento que por fin puedo concentrarme en el que para mí es el mayor atractivo de Covadonga: los lagos glaciares que se esconden entre las montañas. 

Lagos de Covadonga Asturias

Un cartel me avisa de que se encuentran a 12 kilómetros y de que en temporada alta los coches no pueden subir hasta ellos, así que me monto en un autobús que está a punto de salir y emprendo un viaje por una escarpada carretera que en ocasiones parece demasiado estrecha para un vehículo que para mi gusto se asoma demasiado al abismo en las curvas.

Lagos de Covadonga Asturias

Pero afortunadamente llego si percances a mi destino, que en cuanto bajo del autobús, me deja sin aliento con un paisaje incomparable. Ante mí se extiende una pradera de un verde intenso, que contrasta vivamente con el azul cristalino de un lago glaciar rodeado de montañas. Hay incluso una vaca paciendo junto a la orilla, completando una estampa que bien podría servir para anunciar un chocolate suizo. 

Lagos de Covadonga Asturias

No es la única. Cuando consigo apartar la mirada del lago Enol, compruebo que la pradera  está llena de vacas y ovejas que pastan en libertad, aumentando la sensación de paz y tranquilidad que ofrece la montaña. La pradera invita al reposo. Me siento, contemplo con calma el lago y las montañas que lo rodean. Respiro hondo, disfruto la brisa de la montaña, me recreo pausadamente con el lugar en el que me encuentro. 

Lagos de Covadonga Asturias

El camino de las rocas

La sensación de calma me dura un buen rato, pero se va tan rápido como vino. Las montañas que hasta ahora me contentaba con contemplar comienzan a llamarme, así que me levanto y me lanzo a explorar la que me queda más cerca, siguiendo uno de los muchos caminos y rutas que recorren el entorno de los lagos, dándonos opciones de sobra a los amantes del senderismo.

Lagos de Covadonga Asturias

La hierba de la pradera pronto da paso a la dureza de la piedra. El camino se introduce en la montaña, donde en un visto y no visto me veo rodeado de columnas de piedra caliza, trozos de roca que se elevan varios metros a ambos lados del sendero, que por momentos llegan a amenazar con engullirlo, dejando apenas suficiente espacio para los caminantes. 

Lagos de Covadonga Asturias

La vista panorámica que me ofrecía el entorno de los lagos ha desaparecido. Ahora solo puedo ver un breve trecho del camino, el que me lleva hacia la siguiente roca. Por eso cuando cojo una curva me coge totalmente desprevenido la imagen de un caballero medieval guardando un claro entre las rocas, custodiando la última sorpresa que me depara Covadonga. 

Lagos de Covadonga Asturias

La mina abandonada

Al acercarme me doy cuenta de que la estatua que me sorprendió no es un templario, sino que representa a un minero descansando y que lo que guarda son las antiguas minas de Buferrera,  que desde finales del siglo XIX hasta 1979 permanecieron en activo extrayendo manganeso, mercurio e hierro de la montaña. 

Lagos de Covadonga Asturias

Todavía se conserva una de las grandes vagonetas que utilizaban para transportar las pesadas rocas. A su lado,  los antiguos raíles conducen hacia el interior de la montaña, a un túnel en el que me adentro un breve trecho, mientras trato de hacerme una idea del esfuerzo que en su día realizaron cientos de hombres para arrebatarle los preciados minerales a la montaña. 

Lagos de Covadonga Asturias

Pero no dejo que mis pensamientos se ensombrezcan. Vuelvo al camino, mientras observo  como las montañas que me rodean se van cubriendo de una pesada niebla, que avanza sorprendentemente rápido. La ruta me lleva hasta el otro lago principal de Covadonga, un Ercina en el que no me detengo tanto como en su hermano. Con la niebla ha llegado el frío, va siendo hora de volver al autobús.  Pero creo que he aprovechado bien mi tiempo en esta gran encrucijada de naturaleza, historia y espiritualidad que es Covadonga. 

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