Costa de Pontevedra, la costa del infinito azul
Costa de Pontevedra. Dicen que el paisaje es la clave que nos permite descifrar el yo más íntimo y verdadero de las gentes.
Costa de Pontevedra. Dicen que el paisaje es la clave que nos permite descifrar el yo más íntimo y verdadero de las gentes.
Cualquier época del año puede ser buena para acercarse a esta localidad. Eso sí, a finales de agosto descubrirás la tradición que da fama a Ribadavia: su Festa da Istoria.
Este monasterio medieval benedictino fue reconstruido entre los siglos XVI y XVII. Se atribuye su fundación a doña Teresa, la hija de Alfonso VII, para traer monjes franceses.
La fuerza de la naturaleza y el trabajo del hombre se dan la mano en la Ribeira Sacra. Ven a empaparte de verde y disfruta del arte como si estuvieras en un gigantesco museo al aire libre.
Sus puertas están abiertas para el turista, el peregrino, el historiador y el feligrés. Rebosa vida y disfrute y nunca se agota.
Pasearemos por tantas épocas que corréis el riesgo de perderos en el tiempo. Así que, ojos abiertos, oídos destaponados, nariz sin mocos, manos sin teléfonos y boca fresca. ¡A disfrutar!
En pocos lugares del mundo el visitante puede tener la sensación de estar caminando a través de la historia como en la basílica de San Isidoro de León. Pero no solo una historia, sino muchas, unas edificadas encima de otras.
Prueba a imaginar, a sumergirte en la lectura de esta reseña, como si se tratase de una novela de Álvaro Cunqueiro (sin pretender compararnos con el genio) y visualízate tomando una bebida refrescante en la playa de Menduiña, de bandera azul, y una de las más conocidas playas de la zona. Según el escritor, en la fuente allí localizada bebía todas las noches una nutria con la que acabó haciendo amistad.
Caminos, dicen, hay tantos como caminantes. Tantos como motivos nos impulsan, tantos como sueños. Ferrol es norteña y marinera, simbiosis de mares bravos y tierras verdes. Por eso, en esta tierra que se viste de mar saben mucho de sueños.
Por eso, quizá, Ferrol es el inicio de tu camino.
A veces, el mar y la tierra juegan a construir castillos en la arena, como niños en la playa. A veces la tierra y el mar se funden en un abrazo y se hacen puente. Aquí, sobre esta ría de Ribadeo que se disfraza de marisma, el puente es camino y esfuerzo, es horizonte de aguas bravas y vegas fértiles. Aquí, en Ribadeo, nace el camino del norte.