La Casa da Matanza, en Padrón, muestra los secretos de la poetisa en su Casa Museo Rosalía de Castro.
Rosalía de Castro es símbolo de unión entre todos los gallegos, que ven en ella representada su patria. Aunque se trata de una de las escritoras más relevantes de la literatura gallega, su vida está llena de incógnitas. Su familia se empeñó con celo en guardar la intimidad de la escritora.
Tamara Novoa Alonso
Fotografía: Pío García
La poetisa gallega inició, con la publicación de Cantares gallegos el 17 de mayo de 1863, el periodo literario conocido como Rexurdimento Galego, del que sería representante con Ramón Cabanillas y Eduardo Pondal. Estas tres célebres figuras prendieron la luz a años de oscuridad y sometimiento de la literatura en lengua gallega.
En Padrón podemos visitar la Casa da Matanza, Casa Museo Rosalía de Castro donde Rosalía pasó los últimos años de su vida y que hoy ha sido transformada en un museo monográfico sobre la escritora. La planta baja está dedicada a la vida de la autora.
En la Casa Museo Rosalía de Castro se nos guía a través de la biografía de la literata con la poca información de la que se dispone. Expuesto encontramos su certificado de nacimiento, donde consta que nació en Santiago y era hija de soltera, aunque ahora sabemos que su padre era un sacerdote y fue bautizada en el Hostal dos Reis Católicos con el apellido de su madre. La infancia de Rosalía no está muy bien documentada, aunque se cree que pasó algunos años viviendo con unas tías paternas y algunos otros periodos con su madre en Padrón.
En 1850 se trasladó a Santiago de Compostela con su madre. Aquí entró en contacto con el Liceo de la Juventud y comenzó una vida itinerante entre Madrid, Vigo, Coruña, Padrón y otros lugares.
En la pared del museo observamos un mural con su árbol genealógico. A pesar de que de su matrimonio con Murguía nacieron siete hijos, solo dos de ellos dejaron descendencia. Rosalía murió joven, con solo 48 años, debido a un cáncer de útero. Algunos autores defienden que la infelicidad en su matrimonio y la muerte de dos de sus hijos crearon en ella ese sentimiento melancólico que transmite en sus escritos.
La segunda sala de la Casa Museo Rosalía de Castro está dedicada a su obra, que destaca principalmente por la parte lírica. Solo se conservan aquellos libros que habían sido publicados hasta la fecha de su muerte, pues antes de morir ordenó que se quemaran todos los manuscritos que guardaba en su casa. Cantares Gallegos, Follas Novas y En las orillas del Sar son sus obras más representativas. En esta sala se conserva una réplica del primer poema publicado por Castro en gallego.
La lírica de Rosalía fue evolucionando a lo largo de los años, así como también ha ido evolucionando la interpretación que se hace de sus poemas. De una poetisa intimista se pasó a hablar de una Rosalía más metafísica y filosófica, para más tarde descubrir a una escritora patriótica y social. Y es que Rosalía destaca por su papel reivindicativo.
A pesar del tiempo que le tocó vivir, supo ganarse su espacio en la sociedad de la época manifestándose siempre del lado de los más desfavorecidos y de la mujer. De hecho Lieders (1858) está considerado uno de los primeros manifiestos feministas. Se mostró en todos sus libros muy crítica con la sociedad del momento. Rosalía es también una de las autoras gallegas más traducidos, con ejemplares publicados en japonés o ruso que también están expuestos en el museo.
La tercera sala de la Casa Museo Rosalía de Castro está dedicada a la influencia de la escritora. Recoge estudios y ensayos sobre su figura. Sus poemas han sido musicalizados por Amancio Prada y ha sido la primera mujer que, sin ser reina, apareció en los billetes de quinientas pesetas. Además, hay que destacar el papel de la poetisa como reclamo publicitario.
La planta de arriba de la Casa Museo Rosalía de Castro conserva, en buena parte, la distribución original con muebles que pertenecieron a la familia y otros de la época cedidos por los vecinos. Las paredes lucen cuadros, en mayoría de su hijo Ovidio. En la habitación encontramos un retrato de Ovidio a su madre.
Aunque ahora la Casa Museo Rosalía de Castro está rodeada por un cuidado jardín, que está incluido en la Ruta de la Camelia de Galicia, en los tiempos de Rosalía la casa estaba cercada por una huerta, como solía ser habitual.
Durante su estancia en la Casa da Matanza, Rosalía escribió En las orillas del Sar, en el que las referencias a esta parte de la geografía gallega son recurrentes. Rosalía, que siempre tuvo cierta obsesión con el mar, pidió que orientasen la cama donde murió hacia el océano, aunque en realidad lo que alcanzaba a ver los días despejados eran las aguas del río Ulla.
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¡Cuán hermosa es tu vega, oh Padrón, oh Iria Flavia!
Mas el calor, la vida juvenil y la savia
que extraje de tu seno,
como el sediento niño el dulce jugo extrae
del pecho blanco y lleno,
de mi existencia oscura en el torrente amargo
pasaron, cual barrida por la inconstancia ciega,
una visión de armiño, una ilusión querida,
un suspiro de amor.
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