Qué ver en Pontevedra
Te contamos todos los sitios que no te puedes perder al hacer turismo por Pontevedra, una de las ciudades más importantes de Galicia. ¡No te los pierdas!
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El Miño. Mucho más que un río, incrustado en el imaginario colectivo de los gallegos. El padre Miño, símbolo de la verde Galicia, cuna de leyendas, fecundador de pastos, huertas y viñedos, fuente de vida y frontera entre países hermanos.
Dicen que el paisaje es la clave que nos permite descifrar el yo más íntimo y verdadero de las gentes, su manera de entender el mundo.
Dicen que los pazos son los herederos civiles de los castillos. Que cuando la vida comenzó a hacerse un poco más amable, allá por los primeros siglos de la Edad Moderna, los castillos dieron lugar a grandes residencias señoriales: los pazos.
A veces, el mar y la tierra juegan a construir castillos en la arena, como niños en la playa. A veces la tierra y el mar se funden en un abrazo y se hacen puente. Aquí, sobre esta ría de Ribadeo que se disfraza de marisma, el puente es camino y esfuerzo, es horizonte de aguas bravas y vegas fértiles. Aquí, en Ribadeo, nace el camino del norte.
Hubo un tiempo en que no había más allá. Un tiempo en que los mares eran terra incognita, morada de dragones y bichas de mágicos poderes, y los océanos se vertían en el vacío por inmensas cascadas atronadoras.
Hay caminos que hunden sus raíces en las brumas del tiempo. Senderos trazados por millones de pies, grabados en la tierra con esfuerzos y sudores milenarios. Hay caminos que siempre han estado ahí, como este que hoy vas a iniciar: la antigua Vía de la Plata, la Bal’latta musulmana, la vía empedrada que ya en tiempo de los romanos comunicaba Mérida con Astorga.
Dudas, cómo no. ¿Por dónde entrar en Galicia desde Portugal? ¿Por la costa, por el soberbio estuario del río Miño, el padre reconocido de todos los gallegos, allá en A Guarda, a la sombra imponente del castro de Trega? ¿Por Tui, la catedral fortaleza, la ciudad episcopal que resistió a los normandos y se hizo irmandiña?
A veces recorremos mil kilómetros para buscar lo que tenemos al lado de casa. Una y otra vez, buscamos la excelencia en el otro extremo del mundo sin sospechar que, en realidad, está muy cerca.
Si a alguien de Galicia le pides que diga cinco cosas que crea representativas de su tierra, estoy seguro de que, entre «pulpo» y «verde», estará la palabra «pazo». Y no es para menos, ya que durante siglos los pazos han representado el poder económico y militar de las comarcas en las que se encontraban.