Qué ver en Galicia
Galicia no se cansa de ser maravillosa. Y lo es los 365 días del año, ya sea cubierta de nubes o con esos cálidos rayos de sol que sacan los colores a lo mejor de su vegetación.
Galicia no se cansa de ser maravillosa. Y lo es los 365 días del año, ya sea cubierta de nubes o con esos cálidos rayos de sol que sacan los colores a lo mejor de su vegetación.
Hubo un tiempo en que no había más allá. Un tiempo en que los mares eran terra incognita, morada de dragones y bichas de mágicos poderes, y los océanos se vertían en el vacío por inmensas cascadas atronadoras.
No hay acuerdo sobre los límites de la Costa da Morte: de Fisterra a Cabo Roncudo, según unos; hasta Malpica, e incluso Arteixo, según otros. Sea como fuere, hablamos de una de las riberas más salvajes y genuinas del Atlántico europeo: decenas de kilómetros de ensenadas, playas y acantilados, de mitos y leyendas, de belleza y de tragedia.
Una tierra dura, de piedra y sal. Unos nobles belicosos y pendencieros. Un arzobispo que pagó cara su temeridad. El castillo de Vimianzo guarda tras sus murallas una de las historias más sorprendentes de la edad media gallega. ¿Todavía no la conoces? Pues déjame que te cuente…
Desde aquí arriba contemplo el horizonte mientras atardece. No me imagino una forma mejor de poner un punto y seguido a este día que no sea mostrando los infinitos encantos de esta ciudad a mi compañero de viaje. Venir desde Barcelona, a más de mil kilómetros de distancia, ha merecido la pena. Incluso cuando ya no es mi primera vez, aunque sí la de él. La luz nos regala una vista, distinta a cada instante, de esta preciosa obra que construyeron los romanos y todavía hoy preside la primera línea costera de A Coruña.
Aun en el caso de aborrecer la poesía, la literatura puede ayudar, y mucho, cuando te decides a quemar rueda o zapatilla en la Costa da Morte.
Algunos autores gallegos se inspiraron en lo escarpado de su relieve para dar forma a sus renglones. ¿Por ejemplo? Eduardo Pondal. Seas o no gallego, Pondal te sonará de oídas: es el autor del himno de nuestra comunidad autónoma.
Costa Ártabra… Cuando escucho estas dos palabras pienso en acantilados, montes, playas y pueblos marineros, pero también en historia. Los romanos ya hablaban de un enclave conocido como el Magnus Portus Artabrorum, el gran puerto ártabro, en algún lugar entre las rías de Ares y Ortigueira.
El cantautor gallego nos propone un recorrido de agua y música por la tierra que lo vio crecer.
Los que pintamos estamos en busca de nuevos colores y texturas constantemente. Este fin de semana dejo la ciudad, con sus grises y sus ángulos, buscando algo que me inspire. Y, de paso, un poco de aire fresco.
El mar ruge con fuerza, las olas baten incansablemente contra las rocas, los remolinos que se forman bien explican el nombre que recibe esta zona. Sin embargo, más allá del sonido del mar no percibimos nada, solo calma. Estamos en la Costa da Morte, que comprende la parte del litoral coruñés que se extiende desde el cabo de Fisterra hasta Malpica. Su nombre lo recibe de los numerosos naufragios de los que su mar ha sido testigo.