Pontevedra, la costa del infinito azul
Dicen que el paisaje es la clave que nos permite descifrar el yo más íntimo y verdadero de las gentes, su manera de entender el mundo.
Dicen que el paisaje es la clave que nos permite descifrar el yo más íntimo y verdadero de las gentes, su manera de entender el mundo.
De un encuentro casual en un bar de Funchal saqué esta lista de las 6 (+1) mejores experiencias en los alrededores de Funchal… al menos según el criterio de un jardinero jubilado madeirense.
Mira que me gustan las playas… así, en plural, porque no hablo de ir a tostarse al sol, que también, sino de las playas como geografías mágicas, de esa resbaladiza franja de terreno que es frontera entre dos mundos, la tierra y el inmenso mar.
Funchal mucho más de lo que esperaba. Por historia y por singularidad, por sus sabores y por su carnaval, la capital de Madeira bien merece posponer un par de días las rutas de senderismo que me han traído hasta aquí.
Caminos, dicen, hay tantos como caminantes. Tantos como motivos nos impulsan, tantos como sueños. Ferrol es norteña y marinera, simbiosis de mares bravos y tierras verdes. Por eso, en esta tierra que se viste de mar saben mucho de sueños.
Por eso, quizá, Ferrol es el inicio de tu camino.
«Aveiro, la Venecia portuguesa» junto a una cuidada fotografía de la ciudad. Eso fue lo primero que me llamó la atención cuando abrí Instagram. Era un mensaje publicitario, pero destacaba en medio de stories plagados de selfies y pies en la arena. Normalmente no me detengo a observarlos, pero no tenía nada mejor que hacer. Mi mundo había parado en seco y la frenada me había dejado totalmente desorientada.
Hubo un tiempo en que no había más allá. Un tiempo en que los mares eran terra incognita, morada de dragones y bichas de mágicos poderes, y los océanos se vertían en el vacío por inmensas cascadas atronadoras.
La tele estaba encendida, pero yo no le prestaba atención. Andaba ausente, absorta en mis pensamientos, como era habitual últimamente. Eso sí, recuerdo que estaban emitiendo un reportaje sobre el archipiélago menos conocido del Parque Nacional das Illas Atlánticas, Ons.
Dudas, cómo no. ¿Por dónde entrar en Galicia desde Portugal? ¿Por la costa, por el soberbio estuario del río Miño, el padre reconocido de todos los gallegos, allá en A Guarda, a la sombra imponente del castro de Trega? ¿Por Tui, la catedral fortaleza, la ciudad episcopal que resistió a los normandos y se hizo irmandiña?
Hay quien resopla cuando me ve girar hacia las islas Azores. Sé que nuestro viaje migratorio desde África al continente europeo es largo, pero no puedo evitar hacer un alto, un desvío más bien, y descender al archipiélago. ¿O acaso las aves no tenemos derecho a unas vacaciones? En cada visita, una isla. Hoy encamino mi vuelo a San Miguel, la más grande de todas ellas.