Explorar Split, la perla del Adriático, es sumergirse en un libro de historia vivo, donde cada calle, edificio y plaza narran historias de épocas pasadas. Con «Qué ver en Split» como tu mantra de viaje, te embarcarás en una aventura a través del tiempo, desde los majestuosos restos del Palacio de Diocleciano, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hasta las encantadoras callejuelas de su casco antiguo, que vibran con la vida moderna mientras susurran secretos de su glorioso pasado.
Este destino no solo captura la esencia de Croacia con su rica historia y espectacular arquitectura, sino que también invita a los visitantes a descubrir las joyas ocultas y los tesoros culturales que hacen de Split un lugar imprescindible en cualquier itinerario de viaje. Prepárate para ser cautivado por la belleza, la historia y el vibrante ambiente de Split, un destino que ofrece algo para cada viajero.
Grgur Ninski: El guardián de Split
La estatua de Grgur Ninski, ubicada al norte del palacio y del casco antiguo de Split, es una parada obligatoria para aquellos que buscan descubrir qué ver en Split. Creada por Ivan Mestrovic en 1954, esta figura colosal celebra al obispo del siglo X que jugó un papel crucial en la historia de Croacia al introducir el idioma croata en las celebraciones religiosas. Este acto no solo fortaleció la identidad nacional, sino que también marcó un antes y un después en la tradición eclesiástica
Visitar la estatua de Grgur Ninski se ha convertido en una experiencia emblemática para los viajeros interesados en explorar la rica historia de Split. Tocar el dedo gordo del pie de la estatua se dice que trae buena suerte, lo que la convierte en uno de los rituales más populares para los turistas. Al planificar qué ver en Split, asegúrate de incluir esta estatua monumental en tu itinerario, no solo por su valor histórico y cultural, sino también por la oportunidad de participar en una de las tradiciones más queridas de la ciudad.
Puerta Aúrea: Entrada a la historia
La Puerta Aúrea, conocida originalmente como Porta Septemtrionalis, se destaca como una visita imprescindible para aquellos que exploran qué ver en Split. Al adentrarse en el Palacio de Diocleciano a través de esta entrada, los visitantes pisan literalmente el camino histórico que el emperador Diocleciano recorrió en el 305 d.C., marcando un momento significativo en la historia de Split. La conexión directa de la puerta con Salona, enfatiza la importancia estratégica y cultural de Split en la antigua Dalmacia.
Adornada con esculturas representando a los tetrarcas, la Puerta Aúrea no solo es un testimonio de la habilidad artística romana sino también un punto focal para fotógrafos y turistas, capturando la esencia del esplendor romano. Al planificar qué ver en Split, asegúrate de dedicar tiempo a admirar la grandeza y los detalles arquitectónicos de la Puerta Aúrea, un emblema del rico patrimonio histórico que Split tiene para ofrecer. Este lugar no solo enriquece el itinerario de cualquier viajero sino que también proporciona un contexto fascinante sobre el legado romano en Croacia.
Palacio de Diocleciano: Corazón de Split
El Palacio de Diocleciano en Split es una de las estructuras romanas mejor conservadas del mundo, representando un testimonio excepcional de la arquitectura romana tardía. Construido entre finales del siglo III y principios del IV d.C. por orden del emperador Diocleciano, este complejo fue diseñado para servir como su residencia de retiro tras abdicar al trono en el 305 d.C.
La estructura original del palacio era un rectángulo de aproximadamente 215 por 180 metros, abarcando un área total de cerca de 30,000 metros cuadrados. Estaba fortificado con torres en las esquinas, muros de hasta 2 metros de grosor, y un total de cuatro puertas principales (Porta Aurea al norte, Porta Argentea al este, Porta Ferrea al oeste y Porta Aenea al sur) que conducían a las dos calles principales, el Cardo y el Decumanus, intersectándose en el centro del complejo.
Desde un punto de vista arquitectónico, el Palacio de Diocleciano fusiona estilos residenciales, militares y religiosos. La mitad sur del palacio estaba dedicada a la residencia personal del emperador y contenía lujosos apartamentos, templos (incluido el Templo de Júpiter, convertido posteriormente en baptisterio), y un mausoleo (la actual Catedral de San Domnio). La mitad norte, por otro lado, estaba destinada a la guarnición militar y a los sirvientes.
El complejo incluía también un sofisticado sistema de aguas residuales y un acueducto que suministraba agua desde el río Jadro, ubicado a 9 km de distancia. Este sistema de abastecimiento de agua es un ejemplo notable de la ingeniería romana.
Los sótanos del palacio, que se extienden bajo la parte residencial, son particularmente significativos porque han permanecido prácticamente intactos y ofrecen una visión única de la disposición de los espacios superiores, muchos de los cuales han cambiado con el tiempo. Estos sótanos ayudan a los arqueólogos y historiadores a comprender mejor la vida cotidiana en el palacio y la planificación urbana romana.
A lo largo de los siglos, el Palacio de Diocleciano ha sufrido numerosas modificaciones y adaptaciones, transformándose en un entramado urbano vivo que incorpora elementos de la Edad Media, el Renacimiento y períodos posteriores. Esta superposición de estilos arquitectónicos refleja la larga historia de Split y su capacidad para adaptarse y evolucionar manteniendo su patrimonio.
En 1979, el centro histórico de Split, con el Palacio de Diocleciano en su corazón, fue incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, reconociendo su valor universal excepcional como testimonio del patrimonio arquitectónico y cultural romano. Este reconocimiento subraya la importancia de Split no solo como un monumento histórico de Croacia, sino también como un tesoro del patrimonio cultural mundial.
Qué ver en Split: Vestíbulo, la antesala imperial
El Vestíbulo, también conocido como Rotonda, constituye uno de los elementos arquitectónicos más destacados y majestuosos del Palacio de Diocleciano, y es una parada imprescindible para quienes buscan qué ver en Split. Esta estructura circular, que servía como entrada formal a los lujosos apartamentos imperiales, destaca por su impresionante cúpula, que en la antigüedad cubría la sala. Diseñada para impresionar y recibir a visitantes distinguidos, la Rotonda refleja la sofisticación y la grandeza de la arquitectura romana tardía.
Aunque la cúpula original ya no se conserva, el espacio sigue evocando un sentido de grandeza y esplendor. El Vestíbulo es testimonio de la habilidad arquitectónica y del refinamiento estético que caracterizaban al Imperio Romano. Su ubicación, en el corazón del complejo palaciego, subraya su importancia en la vida social y política de aquel tiempo.
Visitar el Vestíbulo ofrece a los turistas una experiencia única, permitiéndoles adentrarse en la historia de Split y admirar de cerca uno de los ejemplos más notables de la arquitectura de Diocleciano. Sin duda, es uno de los puntos destacados y un elemento clave en cualquier recorrido por los lugares históricos que ver en Split, ofreciendo una ventana al pasado glorioso de la ciudad.
Sótanos del Palacio de Diocleciano
Los sótanos del Palacio de Diocleciano, esenciales en la lista de qué ver en Split, brindan una perspectiva única sobre la arquitectura y vida en el Imperio Romano. Estos espacios subterráneos, sorprendentemente bien conservados, replican la disposición de las estancias superiores, ofreciendo a los visitantes una comprensión detallada del diseño original del palacio.
Al explorar qué ver en Split, los sótanos no solo son una atracción turística por su valor histórico, sino que también se han transformado en un lugar vibrante para eventos culturales, conectando el pasado con el presente de Split.
Catedral de San Domnión: De mausoleo a lugar de culto
La Catedral de San Domnio, antes mausoleo de Diocleciano, destaca en la lista de imprescindibles qué ver en Split por su singular origen y belleza artística. Convertida en el siglo VIII, su campanario románico y portales tallados son magníficos ejemplos de arte y reutilización arquitectónica.
Visitar esta catedral es esencial al explorar qué ver en Split, no solo por su importancia religiosa, sino también por su contribución a la narrativa histórica y cultural de la ciudad, reflejando la integración de épocas y estilos que define el patrimonio de Split.
El campanario y la Capilla del Santo Arnir: Memorias de fe
Los restos del convento y capilla junto al Palacio de Diocleciano, en el norte de Split, son testimonios cruciales de la transición de Split a una ciudad cristiana en la Alta Edad Media. Estas estructuras, evidencia de la rica historia religiosa de Split, contrastan con la arquitectura romana del palacio y reflejan el estilo románico y gótico característico de Dalmacia.
La función de estos edificios era tanto espiritual como comunitaria, desempeñando un papel vital en la educación y asistencia social medieval. A pesar de su estado ruinoso, constituyen un capítulo esencial para entender el patrimonio histórico y cultural de Split.
Iglesia de San Roque: De sagrado a servicio
La Iglesia de San Roque en Split, originalmente un lugar de culto y ahora reconvertida en oficina de turismo, destaca como una parada imprescindible para quienes buscan descubrir qué ver en Split. Este edificio, emblemático de la arquitectura renacentista, se sitúa en una ubicación estratégica, facilitando a los visitantes información y orientación sobre los numerosos atractivos de la ciudad.
Su transformación de iglesia a centro de información turística es un magnífico ejemplo de cómo los espacios históricos pueden adaptarse a las necesidades contemporáneas sin perder su esencia. Visitar la Iglesia de San Roque no solo permite a los turistas obtener valiosa información sobre qué ver y hacer en Split, sino también apreciar la ingeniosa reutilización de edificios históricos, manteniendo viva la historia de la ciudad mientras se atienden las demandas del presente.
Museo de la Ciudad de Split: Cápsula del tiempo
Ubicado en una casa del siglo XV construida por Jorge el Dálmata, el Museo de la Ciudad de Split ofrece un viaje a través de la historia local desde el siglo XII hasta el XIV. La colección incluye desde sellos y estampillas hasta armaduras, proporcionando una visión detallada de la evolución de Split.
Palacio Augubio: Joya gótica
El Palacio Augubio, cerca del Peristilo, es un magnífico ejemplo de la arquitectura gótica tardía. Con sus frescos y decoraciones elaboradas, cuenta historias de nobles y comerciantes que dejaron su huella en la ciudad. El detalle y la artesanía de este edificio hablan de un pasado donde la cultura y el comercio florecieron en Split.
Palacio Cipriani Benedetti: Ventanas al pasado
Este palacio, con sus características ventanas de doble columna de estilo románico tardío, nos habla de la historia de la nobleza de Split y sus conexiones con el poder y la religión. La figura de Ciprianis, inmortalizada en relieve, nos recuerda la importancia de los mecenas en la conservación y promoción del patrimonio cultural.
Explorando Split: Calles, plazas y el puerto
Finalmente, un paseo por Split no estaría completo sin perderse en sus calles y plazas, llenas de vida y historia. Desde la «Calle Déjame Pasar», perfecta para sentir el pulso de la ciudad, hasta la Plaza del Pueblo y la Plaza Vestibula, cada rincón ofrece una nueva perspectiva de Split.
El Parque Josip Juraj Strossmayer y la Muralla Cornaro ofrecen espacios de tranquilidad y reflexión, mientras que el puerto es un recordatorio constante de la importancia de Split como un punto de encuentro entre el mar y la tierra, entre el pasado y el presente.
Split, con su rica historia, su arquitectura impresionante y su vibrante vida cotidiana, es un destino que encarna la esencia del turismo cultural. A través de sus monumentos y sus calles, la ciudad invita a los viajeros a un viaje inolvidable por el tiempo, donde cada piedra y cada esquina cuentan la historia de una civilización fascinante que ha dejado su marca indeleble en el corazón del Adriático.
Puede que te interese también: Qué ver en Trieste: Guía de sus tesoros ocultos y cultura