El monasterio de San Juan de la Peña en el Pirineo Aragonés
El monasterio se encuentra en Huesca, no lejos de Jaca y del pueblo de Santa Cruz de la Serós, lugares por donde aún pasa el Camino de Santiago hoy en día.
El camino de Santiago está formado por diferentes rutas, también llamadas Rutas Jacobeas de diferentes longitudes y dificultades que llevan a la tumba del Apóstol Santiago que se encuentra en la Catedral de Santiago.
El monasterio se encuentra en Huesca, no lejos de Jaca y del pueblo de Santa Cruz de la Serós, lugares por donde aún pasa el Camino de Santiago hoy en día.
Cuando conocí a la escritora portuguesa Fausta Cardoso, me contó que cada viaje a Santiago de Compostela era diferente, único, que la ciudad nunca era igual dos veces.
Hay ciudades de las que no puedes escapar. Son cantos se sirena, te atrapan en la red de sus calles y te convierten en rendido admirador.
Dicen que el paisaje es la clave que nos permite descifrar el yo más íntimo y verdadero de las gentes, su manera de entender el mundo.
Este monasterio medieval benedictino fue reconstruido entre los siglos XVI y XVII. Se atribuye su fundación a doña Teresa, la hija de Alfonso VII, para traer monjes franceses.
En pocos lugares del mundo el visitante puede tener la sensación de estar caminando a través de la historia como en la basílica de San Isidoro de León. Pero no solo una historia, sino muchas, unas edificadas encima de otras.
Caminos, dicen, hay tantos como caminantes. Tantos como motivos nos impulsan, tantos como sueños. Ferrol es norteña y marinera, simbiosis de mares bravos y tierras verdes. Por eso, en esta tierra que se viste de mar saben mucho de sueños.
Por eso, quizá, Ferrol es el inicio de tu camino.
A veces, el mar y la tierra juegan a construir castillos en la arena, como niños en la playa. A veces la tierra y el mar se funden en un abrazo y se hacen puente. Aquí, sobre esta ría de Ribadeo que se disfraza de marisma, el puente es camino y esfuerzo, es horizonte de aguas bravas y vegas fértiles. Aquí, en Ribadeo, nace el camino del norte.
Hubo un tiempo en que no había más allá. Un tiempo en que los mares eran terra incognita, morada de dragones y bichas de mágicos poderes, y los océanos se vertían en el vacío por inmensas cascadas atronadoras.
Hay caminos que hunden sus raíces en las brumas del tiempo. Senderos trazados por millones de pies, grabados en la tierra con esfuerzos y sudores milenarios. Hay caminos que siempre han estado ahí, como este que hoy vas a iniciar: la antigua Vía de la Plata, la Bal’latta musulmana, la vía empedrada que ya en tiempo de los romanos comunicaba Mérida con Astorga.