Qué ver en Braga. Hola, soy Fausta y hoy seré vuestra guía. No os dejéis engañar por mi apariencia. Sí, vale, tengo diez años, pero soy la más veterana de los Guías Miúdos. Además, nadie conoce la ciudad como nosotros. ¡Ya lo veréis! Pero antes de nada, ¿sabéis dónde estáis? A veces los mapas fallan y no sabemos a dónde nos llevan. Estamos en Braga, en el norte de Portugal. Es la tercera ciudad más grande del país, pero no os asustéis, es tan acogedora que os sentiréis como en casa. Como veo que queréis saber más, ¡comencemos la ruta!
Andrea Barreira Freije
Fotografía: Pío García
Haremos un recorrido en forma de B. No, no me miréis así, es un homenaje a Braga, así la ciudad estará más contenta y os mostrará todo su brillo. Os recomiendo precaución. Pasearemos por tantas épocas que corréis el riesgo de perderos en el tiempo. Así que, ojos abiertos, oídos destaponados, nariz sin mocos, manos sin teléfonos y boca fresca. ¡A disfrutar! Y no, no me podéis preguntar cuándo llegaremos a cada sitio. Aquí las distancias solo se alargan según os queráis detener en cada parada.
Qué ver en Braga. Capilla de San Frutuoso
Empezamos en el oeste, en la capilla de San Frutuoso. Está un poco lejos del inicio de nuestra B, pero me parece un buen ejemplo de cómo los calendarios juegan en Braga. Parece pequeña, pero ha cambiado tanto desde que se construyó que hay quién se ha olvidado de cómo pudo ser en su origen. Si dejáis a vuestros ojos atravesar sus arcos, podréis ver la ciudad. Mejor no esperar a que se ponga el sol o sus rayos nos cegarán.
Termas Romanas do Alto da Cividade
Qué ver en Braga. No os apuréis. Aún es temprano. Además, la siguiente parada no permite las prisas. Vamos atrás, muy atrás. Aquí, en las Termas Romanas do Alto da Cividade, el tictac siempre fue, siempre va y siempre irá más despacio. ¿Podéis ver los baños? ¿Y el teatro? Si cerráis los ojos escucharéis cómo el agua corre entre las ruinas y si prestáis aún más atención, oiréis los aplausos. ¿Qué estarán representando? Un segundo. Aspirad. ¡Hummmm! ¡Qué bien huelen los aceites con los que se embadurnan, ¿verdad? ¿Veis cómo ir a las termas es todo un ritual? Aquí no se puede correr.
Arco da Porta Nova
Tampoco nos podemos detener, pero podéis venir en otro momento. Vamos a callejear un poco hasta atravesar el Arco da Porta Nova. A partir de ahora atención, que ya sabemos que los adultos os despistáis con cualquier cosa. Aunque si os perdéis tampoco pasa nada, porque cada una de estas callejuelas os mostrarán espacios únicos. Solo hay una norma: tomárselo con tranquilidad y dejarse llevar por las piedras de la ciudad. No os preocupéis, seguís en Braga, simplemente el arco es como una puerta que se abre al corazón de la ciudad. ¿Escucháis el latido?
Museo dos Biscaínhos
Qué ver en Braga. Si lo seguimos llegamos al Museo dos Biscaínhos. Aquí tenéis que estar atentos porque os contará la historia de Braga. Desde los romanos que dejamos atrás hasta casi, casi, el día de hoy. Si tocáis los azulejos dejaréis atrás el palacio y podréis entrar en una de esas escenas de caza. Si os sentáis a la mesa podréis degustar ricos manjares palaciegos en una cerámica única llena de colores. Pero no os abruméis, porque a la vuelta podréis tomar un respiro en los jardines, en el patio, junto a las fuentes.
Palacio Episcopal
¿Veis como poco a poco las personas, hasta las más pequeñas, nos hacemos hasta con los palacios más majestuosos? Si no me creéis os enseñaré el Palacio Episcopal. ¿No os parece increíble tener una biblioteca dentro de un palacio? Parece sacado de un cuento. Como los jardines de Santa Bárbara con sus callejuelas como las de la ciudad, solo que los edificios son substituidos por setos y flores. ¿Acaso los bichos y pájaros no tienen derecho a tener sus ciudades?
La Sé
Y si no, ir a descubrir la leyenda del zorro Renart. ¿No sabéis dónde encontrarla? No, no solo está en los libros. Tampoco vale mirar el teléfono. Tenéis que seguir la mirada del palacio. ¿Veis que mira a los ojos de la catedral? Hasta se dan la mano a través de los jardines. Si seguís la mirada hasta la fachada oeste de la Sé descubriréis al animal. Además la catedral es una construcción sabia, sobria, austera, pues es la más antigua de Portugal. ¡Y está viva! ¡Sí! No pongáis esa cara. ¿No lo oís? Aún resuena en las paredes la música de los coros en Navidad, los conciertos de música clásica. ¿No podéis escuchar a los violines?
Prestad atención, aunque quizás su melodía se mezcle con la música que suena en la calle, o con las canciones de las campanas. ¿A qué parece que se llaman unas a otras? Podemos adivinar qué dicen: quién nace, quién muere, qué hora es, qué celebramos… Quien acierte podrá tomar un café solo, de esos que salen humeantes en las terrazas. Yo no lo tomo, pero veo que vosotros tenéis ganas. ¿Hacemos un alto?
Nuestra señora de la Torre
Qué ver en Braga. Ahora que habéis recuperado las fuerzas, subamos a la cima de Nuestra señora de la Torre. Para subir a ella tendremos que atravesar el museo Pío XII. Sí, ya sé que es hacer trampa en nuestra B. Pero imaginaros un giro, igual que si la estuvierais dibujando con una pluma. Además, desde lo alto podréis descubrir Braga y, quién sabe, quizás seáis protegidos de los terremotos que sacudan vuestra vida.
Museo Pío XII
Qué ver en Braga. Seguro que ahora sentís curiosidad por los tesoros que esconde el museo Pío XII. No os pongáis nerviosos. Mientras bajamos os voy a contar un secreto: a veces pienso que muchos de los edificios de Braga son como un reloj que, en vez de dar la hora, atrapan el tiempo. En el museo Pío XII, Braga se abre al mundo y nos cuenta la historia de la humanidad. Y si os detenéis en la galería Henrique Medina debéis tener cuidado porque podéis ser absorbidos por cada rostro que muestran sus pinturas. ¿Qué os murmuran?
Qué ver en Braga. Capilla de los Coimbra
Podéis contarme las historias mientras vamos a la capilla de los Coimbra. ¿Sabíais que fue una vivienda? Aquí en Braga cada templo tiene una historia fascinante. A mí me sorprende que tenga otros dos nombres: Nuestra Señora de la Conceiçao y la Capilla del Señor Muerto. Quizás oculto entre los azulejos nos cuenten los secretos de la vida y de la muerte, al fin y al cabo ahí se crea el mundo. Y, de nuevo, si vuestros dedos rozan los azulejos iréis al principio de los tiempo. ¿Cansados?
Praza da República
Ahora podréis tomar un respiro en la Praza da República para que llenéis la nariz y las venas de café solo. ¿Veis que está custodiada por la Torre de Managen? Desde ahí se protegía la ciudad, aunque ahora cuida de los viajeros despistados. ¿Estamos todos?
Qué ver en Braga. Fuente romana
Venga, que nos toca la fuente romana. Sé que los saltos temporales no son fáciles, pero recordad que nuestro camino lo marca la ciudad. Esta fuente recibe el nombre de Fonte do Ídolo. ¿Veis que el peregrino sale da la roca? No tengáis miedo, está atrapado porque ha de surtir de agua al manantial. No os preocupéis, quienes venimos le contamos historias para que no se aburra, y a estas alturas ya sabéis muchas. Si escucháis será él quién os hable del cuerno de la abundancia que sujeta entre sus manos.
Casa do Raio
Qué ver en Braga. Aunque seguro que os dice que la visita aún no terminó. ¡Nada de remolonear! Vamos a la Casa do Raio. Es tan brillante como un cielo azul despejado. Es por los azulejos, ¿veis? Hacen que tus ojos vuelvan a la fachada después de recorrer cada rincón de las ventanas.
Qué ver en Braga. Bom Jesus do Monte
Algún día contaré todos los azulejos que hay en Braga. Yo creo que podríamos hacer un río celeste que nos lleve hasta el Bom Jesus do Monte, nuestra última parada. Dejamos atrás la B y terminamos el viaje yendo al este. ¡Venga, que es un autobús y solo son veinte minutos! No os defraudaré. ¿O lo he hecho en esta excursión? Para que digáis que los niños somos los impacientes.
¡Y ahora respirad! Ya sé que el aire se queda atrapado en la garganta cuando se ve esa escalinata blanca que se levanta entre el verde. Pero tenéis que oler el bosque, el agua que baja de las fuentes del sol y de la luna. Coged aire porque tenemos que subir. Mi parte favorita de la escalera es la de los Cinco Sentidos. Os advertí al principio que debíais tenerlos abiertos al mundo y dejarlos expandirse, igual que estas estatuas. Entonces estaréis más cerca de las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad.
Qué ver en Braga. Sí, lo sé. Yo también me siento fascinada Por eso os invito a llegar al final. Es el momento de perderos en la montaña y encontrar la gruta, los coretos que se esconden en los jardines. Y entonces, cuando los hayáis descubierto podréis ir a ver la puesta de sol sobre Braga, sobre vosotros.
Y aquí me despido. Muchas gracias por confiar en los Guías Muídos. Nos veremos en la próxima visita.
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