Si estás pensando en hacer un viaje inolvidable lleno de historia, misterio y encanto, no puedes dejar de visitar la «Capilla Virgen del Camino de Crecente». Este venerable templo, oculto en la ladera del valle del Miño, guarda secretos y leyendas que esperan ser descubiertos.
Capilla Virgen del Camino de Crecente: Un viaje hacia la historia
Viajar a la Capilla Virgen del Camino de Crecente es como hacer una travesía en el tiempo, como adentrarse en un mundo de leyendas y tradiciones que aún hoy resuenan en cada rincón. Sumida en el valle del Miño, este lugar de oración se alza imponente, envuelto en el halo de misterio que solo los destinos con siglos de historia pueden ostentar.
La construcción de la capilla data posiblemente de los siglos XIII o XIV, y su ubicación nos habla de su papel en el camino de los peregrinos que, procedentes de Portugal, se dirigían a Santiago de Compostela. Esta ruta, que comenzaba en la localidad portuguesa de Cevide, atravesaba el río Miño a través de la barca de A Frieira. No obstante, también hay quienes sostienen que esta vía era transitada por arrieros que llevaban sus mercancías, principalmente vinos, al norte de Galicia.
Al viajar a la Capilla Virgen del Camino de Crecente, te adentras en una antigua ruta de peregrinaje, que ha estado marcada por el paso de miles de personas a lo largo de los siglos. Este flujo constante de viajeros no solo le dio vida y significado a este camino, sino que además contribuyó a moldear su entorno y a forjar su identidad.
Es importante mencionar que el camino original por el que pasaban los peregrinos ha desaparecido del mapa actual. Sin embargo, la Capilla Virgen del Camino de Crecente sigue en pie como un testimonio vivo de aquellos tiempos. Esta joya arquitectónica se levanta majestuosa en medio de la nada, ofreciendo un remanso de paz y espiritualidad a los viajeros que se toman el tiempo para visitarla.
La belleza en la arquitectura
Esta ermita se caracteriza por su sencilla pero cautivadora fachada. Lo que más destaca es su antiguo y hermoso arco apuntado, una transición entre el románico y el gótico. Esta majestuosidad se encuentra bajo un pórtico de piedra, madera y teja a dos aguas. A lo alto, sobresale una pequeña espadaña, que añade un toque de distinción al conjunto.
El interior de la capilla alberga una impresionante talla románica de la Virgen, forrada en plata y policromada, que según la tradición apareció en el año 1487 sobre una viga de madera en el presbiterio.
Testimonio de las épocas
Las piedras de sus muros nos cuentan dos historias diferentes, probablemente de dos reconstrucciones distintas. En una de ellas se puede leer la fecha de la reedificación de la iglesia, el 1619: «ESTA CAPILLA MANDO REEDIFICAR JOAN PER : / BAILLºN . N . DE CRESTE/ ANO 1619.» (Esta capilla la mandó reedificar Juan Pérez Baylón de Crecente en el año 1619). En la otra inscripción se lee algo como «PRDIBTºA / AND1887».
Un destino lleno de tradición y devoción
Cruzando la carretera nos encontraremos con una cruz sobre una gran roca. En ella se encuentran labradas dos figuras que representan a Jesucristo, en el lado que mira a la capilla y supuestamente a la Virgen aunque su desgaste hace casi imposible su identificación. Cuentan que esta cruz podría ser románica.
Cada 15 de agosto, se celebra una romería en honor a la Virgen en la carballeira (robledal) que rodea la capilla, a la que acuden los vecinos de las parroquias cercanas. Es una oportunidad única para disfrutar de una fiesta llena de fe, tradición y camaradería.
La «Capilla Virgen del Camino de Crecente» es mucho más que un simple monumento histórico. Es un reflejo de la fe y la devoción de sus gentes, un testimonio de su historia y una invitación a sumergirse en su misterio y belleza. Sin duda, un destino de viaje que no puedes dejar de conocer.
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