A través de las redes sociales, me llegan con frecuencia mensajes pidiendo consejos para iniciarse en el senderismo. Siempre recomiendo sumarse a un grupo, pero, a veces, esto no es posible. En ese caso, hay que extremar las precauciones. Como mis pies llevan ya unos cuantos kilómetros recorridos, me atrevo a dejar que hable la voz de la experiencia.
Planifica
Mi primer consejo es que planifiques bien tanto la ruta que vas a hacer como el viaje para llegar hasta el punto de partida. Si no lo haces, corres el riesgo de perderte, tanto en el sentido literal de la palabra, como en el que se refiere a las finanzas. Te cuento uno de mis trucos. He descubierto que con la aplicación de ahorro de Woolsocks obtengo descuentos, ofertas y recompensas en hoteles, coches de alquiler y mil y una cosas más que pueden venirme bien, desde unas botas de senderismo hasta un trípode nuevo. Hace algún tiempo que un buen amigo me habló de esta app para gestionar gastos personales. Nunca me ha gustado derrochar e intento medirme especialmente cuando viajo, por eso prefiero planificar con calma el presupuesto y comprar todo lo necesario con antelación.
Una ruta sencilla
Hay infinitas rutas y todas tienen sus encantos. Para empezar, elige una que esté bien señalizada. Descarta las que sean muy largas o las que discurran por terrenos especialmente irregulares. Evita aquellas que tengan pendientes prolongadas. Las sendas que se trazan junto a los cauces de los ríos o las que van siguiendo la línea litoral suelen ser más llanas y, por tanto, más adecuadas para iniciarse en el senderismo. Comenzar por rutas sencillas es clave para no perder la motivación.
Imprescindible
Antes de partir, revisa cuidadosamente si llevas todo lo necesario. Creo que lo más importante es la bebida. Ten en cuenta que no siempre vas a encontrar agua potable en el camino. Después, comprueba si llevas todo lo que suponga protegerse del clima. Para resguardarte del calor en verano no te olvides de coger una visera y crema protectora. Además, te recomiendo el uso de gafas de sol. Para el frío del invierno nunca dejo atrás mi gorro, los guantes y una camiseta térmica de buena calidad. En cualquier época del año es crucial llevar unos calcetines adecuados, que sean siempre gruesos y de algodón. Suelo preparar un refrigerio con algún producto local por la mañana temprano, pero por si acaso, la noche anterior, meto en uno de los bolsillos de mi mochila un par de barritas energéticas porque uno nunca sabe si algún imprevisto nos hará alargar la jornada.
Ser precavido
La precaución no está reñida con la aventura. En este sentido, te hago tres recomendaciones. La primera es que dejes a alguien informado de tus planes. La segunda, que madrugues para aprovechar bien el día sin correr el riesgo de que se te haga de noche. Por último, lleva siempre un botiquín de emergencias: tiritas, gasas, tijeras… Ya ves que me gusta ser precavido y te confieso que, al principio, mi mochila parecía un puesto de enfermería. Hace poco me compré un kit que me salió muy bien de precio. Es un estuche pequeño que contiene de todo, desde un silbato de emergencia hasta una manta aluminizada de supervivencia. Por suerte, nunca me ha hecho falta utilizarlo, pero me da mucha tranquilidad saber que lo llevo.
Camina y disfruta
Para la ruta en sí, solo te voy a dar un consejo: ¡disfruta! En cada paso encontrarás sonidos, aromas, recuerdos, reflexiones… Preocúpate solo de ir poniendo un pie tras otro y deja que el resto de tu cuerpo se encargue de saborear el paseo. Te acompañarán bosques, vistas, ríos, mares, aves, vientos, claros, sombras… La naturaleza y tú. Eso es lo que me apasiona del senderismo. Espero que a ti te llene tanto como a mí.