Museo de Bellas Artes de A Coruña

Todo amante del arte tiene una cita ineludible con el Museo de Bellas Artes de A Coruña. Ofrece un recorrido por la pintura española y gallega de los últimos siglos de la mano de obras de Rubéns, Goya, Sorolla, Laxeiro o Lugrís, e incluso guarda un pequeño Picasso. Más de cinco mil piezas distribuidas por un entorno agradable que combina historia y modernidad.

Museo de Bellas Artes de A Coruña. Un paseo entre obras de Goya, Rubens, Sorolla, Laxeiro o Seoane

 

Tamara Novoa Alonso
Fotografía: Pío García

En el corazón del barrio de Pescadería, muy cerca del Orzán, se erige el Museo de Bellas Artes de A Coruña, que recuperó el edificio del antiguo convento de las capuchinas del siglo XVIII y lo supo incorporar a su nueva estructura. Al entrar en el museo, a la derecha encontramos las dependencias del antiguo edificio, y a la izquierda la nueva construcción, todo muy bien combinado con grandes espacios acristalados. El nuevo edificio, diseñado por Manuel Gallego, fue construido en 1995 y recibió el Premio Nacional de Arquitectura.

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Pero la necesidad de crear el museo de Museo de Bellas Artes de A Coruña surgió mucho antes, a finales del siglo XIX, en pleno auge cultural de la ciudad.  Y fue en 1947 cuando abrió las puertas al público la colección permanente del museo en el edificio del Consulado del Mar, compartiendo instalaciones con la Real Academia de Bellas Artes y la Biblioteca del Consulado. En los años siguientes la colección fue creciendo, especialmente al convertirse en museo de titularidad estatal, y el emplazamiento comenzó a quedarse pequeño. En 1985, dos obras de Rubens fueron robadas y, aunque poco después se recuperaron, el hurto puso de manifiesto la necesidad de trasladar el museo a un nuevo emplazamiento.

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El Museo de Bellas Artes de A Coruña condensa bien la evolución de la pintura desde aquellas obras más realistas y religiosas del siglo XVI hasta las surrealistas y vanguardistas del XX. La colección está distribuida en ocho salas permanentes y tres pisos. En la parte que se ha conservado del antiguo convento encontramos las salas A y B, dedicadas a Goya y Sargadelos.

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Los grabados de Goya son el mayor reclamo del museo. Aparecen divididos en cuatro colecciones: Los caprichos, Los desastres, Los disparates y La tauromaquia. En la primera de ellas, Los caprichos, el pintor zaragozano hace una crítica de los vicios y malas costumbres de la época como los matrimonios por conveniencia, las supersticiones, los privilegios del clero o la inquisición. En Los desastres Goya denuncia la crueldad y violencia de los conflictos bélicos, retratando las miserias de la guerra napoleónica. Los grabados dedicados a La tauromaquia retratan el mundo del toreo que tanto fascinaba al pintor. A través de Los disparates el artista zaragozano expresa su parte más negra, un mundo oscuro habitado por seres aberrantes e infernales. Estos grabados lo sitúan como predecesor de las vanguardias, el expresionismo y el surrealismo.

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La sala B está dedicada a la porcelana de Sargadelos. La exposición nos permite recorrer la historia de la fábrica y la evolución de las cerámicas, que comenzaron imitando los estampados ingleses y pasaron a representar motivos bucólicos y florales, para incluir más tarde imágenes de la tradición gallega.

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La parte izquierda del Museo de Bellas Artes de A Coruña nos ofrece un recorrido por el arte español y gallego desde el siglo XVI a las vanguardias del XX. Avanzamos de siglo a medida que subimos pisos. Las primeras dos salas, ubicadas en la primera planta, recogen obras de los siglos XVI a XVIII, la gran mayoría dedicadas a la iconografía religiosa, entre las que destaca el Ecce Homo de Luis el Divino. Aunque también hay cuadros que representan escenas de la mitología como la Psique de Rubens.

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La sala tres del Museo de Bellas Artes de A Coruña, que también reúne pinturas de los mismos siglos, se centra en los retratos a la alta nobleza y realeza, sobresale el realizado por Pantoja de la Cruz. Las siguientes dos salas recogen obras realizadas en el XIX y principios del XX. La renovación pictórica es clara durante estos años en los que el retrato toma fuerza con autores como Madrazo y se desarrolla el paisajismo de la mano de Carlos de Haes o Urgell. También llegan las obras costumbristas, uno de cuyos ejemplos más señalados es El boyero castellano, de Sorolla. Aparecen en esta época los primeros pintores gallegos con obras costumbristas como Sotomayor, Lloréns o Murguía. Encontramos entre estos cuadros el retrato de Emilia Pardo Bazán elaborado por Joaquín Vaamonde Cornide.

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Culminando la exposición del Museo de Bellas Artes de A Coruña está la sala número seis, dedicada al siglo XX y a los movimientos pictóricos que revolucionaron los cánones clásicos de la pintura. Por una parte, las obras del grupo formado por Maside, Colmeiro, Torres, Laxeiro y Seoane, conocido como «Los renovadores», que fusionan las vanguardias europeas con elementos de la tradición y la cultura popular. Por otra, surrealistas como Lugrís y Granell. En la segunda mitad de siglo se desarrollaron dos corrientes, una más abstracta y otra de carácter lírico e intimista.
En esta sala también encontramos un pequeño Picasso, el retrato de Mujer con sombrero.

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