Cuenta la tradición popular local que San Pedro rescató a Santa Marina encerrada en el horno sacándola por el hueco de la chimenea. Después la trasladó a la orilla de un estanque para que se refrescara. El lugar donde se localiza este estanque se conoce como As Pioucas da Santa, unas pilas excavadas en el suelo, al pie del castro de Armea y muy cerca de la Basílica de la Ascensión. Se cree que el agua estancada en ellas curaba los problemas de vista, dolor de muelas y de reuma y que «para sandar cumpría botar as costas dous pedrolos, pesados e con forma e tronco de estatua, como un ídolo, e dar tres ou nove voltas ó redor do cercado».
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