Qué ver en Zaragoza. Eso es lo que piensas si te decides a hacer una escapada o pasar unos días en la ciudad del Ebro. ¿Buscas algunas pistas sobre lo que no debes perderte? Pues vente conmigo a recorrer un enclave de veintiocho siglos de antigüedad, una urbe clásica y moderna que ocupa el quinto lugar en cuanto a población en el conjunto de España y cuyos espacios que visitar la convierten en uno de los destinos imprescindibles.
Gabriel Romero de Ávila Cabezón
Fotografía: Pío García
Zaragoza es siempre una visita estupenda. Puedes llegar a ella por autovía, por autopista, en tren —un magnífico AVE que hace el recorrido desde Madrid o desde Andalucía—, en autobús o en avión —con buenas conexiones a otros destinos nacionales e internacionales—. Una vez allí, existe un autobús, el 501, que realiza el trayecto desde el centro de la ciudad hasta la Estación Intermodal de Delicias y el aeropuerto, de modo que, si no quieres llevar coche, esta es una opción estupenda para poner tus pies en pleno centro con facilidad.
Es fácil ver Zaragoza, pues es una ciudad cómoda de recorrer, de inviernos fríos y veranos calurosos, con ambiente universitario y buenas oportunidades para el ocio en general. Ubicada en el valle del Ebro, este río divide la ciudad y, con sus muchos puentes, evidencia de manera clara la evolución histórica de toda la región.
En donde ahora se encuentra Zaragoza ha habido pobladores desde el siglo VII antes de nuestra era. Ha sido la Salduvia de los iberos, la Caesaraugusta de los romanos y la Saraqusta de los musulmanes. Por allí pasaron suevos, visigodos y francos, también Tariq y Muza en su conquista de la península ibérica, los Banu Qasi, Alfonso I el Batallador, el Cid, Fernando el Católico y la Inquisición española. Zaragoza se hizo famosa en toda Europa por su resistencia al asedio de las tropas napoleónicas, lo que le valió los títulos de «Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroica, Siempre Heroica, Muy Benéfica e Inmortal». Hoy es un centro económico y social de primer orden, el quinto en el esquema económico del país, y un destino que te recomiendo vivamente.
A partir de aquí, te ofrezco una ruta a pie por los enclaves más importantes de Zaragoza, donde podrás encontrarte con la historia y la leyenda, y de paso disfrutar de unas buenas tapas en lugares emblemáticos, incluido el restaurante en activo con la licencia más antigua de España.
Qué ver en Zaragoza. Palacio de la Aljafería
Empezamos por uno de los edificios más significativos que ver en Zaragoza y el único ejemplo en España de la arquitectura de la época de las taifas. Su valor histórico como muestra del arte islámico lo sitúa a la misma altura que la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba. Fue construido en el siglo XI como palacio fortificado y residencia real de al–Muqtadir, rey de la taifa de Saraqusta —aquel que contrató al Cid como mercenario después de su destierro de Castilla—. También sirvió como residencia de los reyes cristianos de Aragón y posteriormente de los Reyes Católicos. Fue transformado en cuartel militar y por ello sufrió graves daños durante el sitio de Zaragoza por parte del ejército de Napoleón. Pero en el siglo XX se llevó a cabo una profunda recuperación del edificio y en la actualidad es la sede de las Cortes de Aragón.
La parte más antigua de este edificio es la llamada Torre del Trovador, que ejemplifica bien lo que es Zaragoza. Se trata de una torre cuadrangular de alabastro, creada como baluarte de defensa alrededor del siglo IX o X. Su interior está dividido en cinco plantas, de la cual solo la primera es la original, y que posiblemente estuviera dedicada a servir como baños. La segunda y tercera plantas provienen de la época de al-Muqtadir, mientras que las dos últimas son de factura cristiana. Arcos de herradura frente a arcos apuntados o elementos de decoración claramente mudéjares prueban este contraste tan acusado. A partir del siglo XV y hasta el XIX, fue utilizada como cárcel, sobre todo por parte de la Inquisición, lo que puede verse en las pintadas que hicieron muchos de los presos.
El palacio en sí recibió originalmente el nombre de Qasr al–Surur o «Palacio de la Alegría» y su principal dependencia es el Maylis al–Dahab o «Salón Dorado». En sus fabulosos adornos pueden encontrarse elementos similares a los de los castillos omeyas de Siria y a la mezquita de Córdoba. Suelos de mármol, capiteles de alabastro y versículos del Corán muestran la belleza en todas sus formas decorativas. El techo del Salón Dorado, que era la sala del trono de al–Muqtadir, reproduce en madera el dibujo del cosmos. Otra de las maravillas que deberías conocer y no dejar de ver en esta Zaragoza histórica, es su Patio de Santa Isabel, dedicado a la reina consorte de Portugal e hija de Pedro III de Aragón.
Pero, si grandioso es el palacio de origen islámico, te esperan unas cuantas sorpresas en los edificios que fueron añadidos con posterioridad. La iglesia de San Martín, el palacio mudéjar o el palacio de los Reyes Católicos constituyen algunas de las mayores riquezas históricas de España, cuya visita te dejará con la boca abierta.
El Palacio de la Aljafería fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986.
Museo del Teatro de Caesaraugusta
Qué ver en Zaragoza. A unos veinte minutos andando de la Aljafería, se encuentra el antiguo teatro romano, erigido en el siglo I de nuestra era y que tenía capacidad para unos seis mil espectadores, por lo que se considera uno de los más grandes de toda Hispania. El museo que permite su visita se encuentra perfectamente integrado con la judería medieval. Curiosamente, el teatro romano permaneció oculto hasta 1972, fecha en la que unas obras cercanas al río descubrieron su existencia.
Desde el año 2003, Zaragoza cuenta con una hermosa «Ruta de Caesaraugusta», un paseo por sus cuatros museos históricos de la época romana: el del Teatro, el del Foro, el de las Termas públicas y el del Puerto fluvial, así como la muralla que rodeaba la ciudad en aquel entonces. Todos datan de la misma época y muestran el lujo y la distinción que eran propios de la ciudad durante la época del Imperio romano.
Qué ver en Zaragoza. Museo Goya
Zaragoza no solo alberga historia romana o islámica. Otro de sus puntales del pasado es Francisco de Goya y Lucientes, nacido en Fuendetodos en 1746. Los maños presumen con justicia de su paisano, al que le dedican un impresionante museo en pleno centro, a solo cinco minutos del punto anterior.
En 1976, el catedrático, pensador y coleccionista de arte José Camón Aznar firmó un acuerdo con la entonces Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y la Rioja por el que cedió su impresionante colección de cuadros de Goya con la finalidad de establecer un museo permanente. La Caja —hoy Obra Social de la Fundación Ibercaja— compró la casa del infanzón Jerónimo Cósida, un magnífico edificio del siglo XVI que acondicionó durante tres años para este proyecto. Por desgracia, Camón Aznar no pudo ver cumplido su sueño y en 1979 era su viuda, María Luisa Álvarez Pinillos, quien inauguraba el Museo Goya, que desde su reinauguración en 2015 lleva por nombre Museo Goya – Colección Ibercaja – Museo Camón Aznar.
En la actualidad, alberga una impresionante colección de obras del genio aragonés, tanto cuadros como grabados, y un gran número de obras de otros autores de diversas épocas, desde el siglo XVI hasta el presente.
Basílica de Nuestra Señora del Pilar
Qué ver en Zaragoza. La Basílica del Pilar constituye el primer templo mariano de la cristiandad y forma parte de la llamada «Ruta mariana», que une cinco santuarios imprescindibles: El Pilar, Torreciudad, Montserrat, Lourdes y Meritxell.
El templo actual es una maravilla del barroco, que ha seguido múltiples construcciones sucesivas desde el siglo IX y hasta el propio siglo XX, en que se completaron las últimas torres. Sus once cúpulas, sus perfiles apuntados, sus pórticos, su tímpano medieval y sus imágenes de santos confieren al exterior una imagen inconfundible, de eterna placidez junto al Ebro. En el interior podrás encontrar hermosas capillas y el imprescindible Museo Pilarista, con un sinfín de joyas y mantos expuestos.
En la basílica se guardan también dos de las cuatro bombas lanzadas por la aviación republicana sobre Zaragoza en 1936, y de las que no explotó ninguna.
Qué ver en Zaragoza. Sala de exposiciones La Lonja
A solo un paso de la Basílica, en plena plaza del Pilar, se encuentra la sala de exposiciones más importante de Aragón, situada en un bellísimo edificio del siglo XVI. Desde comienzos del XX, pero sobre todo desde la década de 1970, ha albergado eventos de naturaleza muy diversa y de un éxito enorme, lo que la ha convertido en referencia en la ciudad. El interior es soberbio, con unos techos que te atraparán la vista en cuanto entres, y además con la presencia de obras imprescindibles de todas las épocas.
Zaragoza es una de las urbes con mayor actividad cultural, tanto en forma de exposiciones permanentes como temporales. Abundan las salas, los proyectos y los premios de arte, con una gran población de artistas locales.
Torreón de La Zuda
Qué ver en Zaragoza. Si ya te encuentras en la plaza del Pilar, a solo un paso podrás visitar un formidable alcázar musulmán del siglo X, erigido como vivienda del gobernador de la ciudad y que también sirvió como residencia de invierno para los reyes de la taifa de Saraqusta. Está construida sobre los restos de una de las torres de la formidable muralla romana —formada por sillares de alabastro y que llegó a tener unas ciento veinte torres defensivas—. Allí el gobernador Abdel Aben Aire mandó edificar un complejo defensivo en el año 918, que luego fue reconstruido en el siglo XVI. Actualmente alberga la oficina de turismo y en sus niveles subterráneos se hallan los restos de la antigua muralla, que pueden ser vistos a través de una protección de cristal.
En la última planta podrás acceder al Mirador de las cuatro culturas, una azotea que ofrece una vista estupenda de la ciudad en 360º, desde el propio corazón del casco histórico.
Qué ver en Zaragoza. Catedral de Zaragoza
La catedral del Salvador en su Epifanía, más conocida como la Seo, se encuentra a seis minutos del punto anterior y en ella encontrarás uno de los mayores ejemplos de mezcla en los estilos artísticos religiosos: románico del siglo XI, gótico del XIV, renacentista del XVI, mudéjar también del XVI y barroco del XVII se entremezclan en una construcción sólida, armoniosa y eterna. Esculturas románicas, retablos góticos, un olifante de marfil o un museo de tapices flamencos dotan al lugar de una grandiosidad que no puedes perderte.
En ese mismo emplazamiento se encontraba el foro romano de Caesaraugusta y después estuvo la mezquita mayor de Saraqusta, pero desde el siglo XII alberga una de las dos construcciones religiosas más importantes de la ciudad, que no se completó hasta el XVIII, de cuando datan las cuatro estatuas que rodean la torre del reloj y que personifican las cuatro virtudes cardinales que enumerara Platón: prudencia, templanza, fortaleza y justicia.
La catedral ha evolucionado a lo largo de la historia al mismo tiempo que la ciudad y por ello ha sufrido derrumbes, modificaciones al gusto de cada nuevo rey, enfrentamientos religiosos, conflictos con los canónigos del Pilar e incluso el asesinato de un primer inquisidor de Aragón mientras rezaba. A finales del siglo XX, el edificio tuvo una reforma en profundidad y actualmente es una de las visitas indispensables. El silencio de sus grandiosas salas llenas de detalles y la placidez de su atmósfera interior te harán pasar un rato delicioso.
Arco del Deán
Qué ver en Zaragoza. Anexo a la propia catedral se encuentra un pasadizo elevado que buscaba en su inicio simplemente conectar esta con la Casa del Deán de Zaragoza, pero cuya enorme belleza lo ha convertido en un monumento por sí mismo. El Arco del Deán fue construido en el siglo XIII y reformado en el XVI, pero sufrió graves daños en 1808, durante el sitio de Zaragoza por parte de las tropas napoleónicas, y acabó en la ruina más absoluta.
Ya en el siglo XX, tuvo lugar una de las reconstrucciones más impresionantes, tanto en el interior como en el exterior, que llevó a recuperar toda su grandeza y le dio una nueva vida como museo histórico y alojamiento de personajes ilustres. Tanto fue así que esta obra, llevada a cabo por iniciativa de la Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y La Rioja —actual Ibercaja—, mereció el Premio Ricardo Magdalena de arquitectura de ese año, por la reconstrucción minuciosa de sus elementos históricos, habiendo partido prácticamente de cero.
Iglesia de Santa María Magdalena
Qué ver en Zaragoza. Pudiera parecer, ante la importancia del Pilar y de la Seo, que la presencia de Santa María Magdalena queda empequeñecida dentro de Zaragoza. Pero esta iglesia–fortaleza del siglo XIV, edificada sobre un templo previamente demolido del XII, constituye uno de los mejores ejemplos del arte mudéjar, con una torre perfectamente conservada que te hará sentir en plena Edad Media.
Durante el siglo XVIII se llevó a cabo una remodelación completa que cambió la orientación de la iglesia y ocultó gran parte de la estructura mudéjar, pero estos hechos fueron revertidos durante los siglos XX y XXI, en una reforma compleja que le devolvió su esplendor original y permitió reabrirla al público en 2019.
Existen visitas guiadas al interior de la iglesia que incluyen la subida a la torre, desde donde se puede contemplar una de las panorámicas más bonitas de Zaragoza.
10 Puente de piedra
Durante siglos, los puentes sirvieron como elementos comerciales, estratégicos y también artísticos de una región. Tender uno sobre un río significaba estrechar lazos y con frecuencia se convertían en puntos clave del avance de un ejército o de la defensa de una villa. En este caso, supone el final de nuestro recorrido y a la vez uno de los puntos más significativos de la ciudad.
Justo enfrente del maravilloso complejo arquitectónico que te he contado en los puntos anteriores se encuentra el puente de piedra de Zaragoza, que data del siglo XV —aunque existen escritos que hablan de un puente anterior en la época romana y otro en la época musulmana, de los que no quedaron restos—. El que conocemos hoy terminó de construirse en 1440 y ha sufrido algunas reconstrucciones debido a riadas y añadidos artísticos como los cuatro leones de bronce que lo adornan desde 1991.
Por este lugar cruzaron el río las tropas francesas en 1813, tras el fin del sitio de Zaragoza, y en su retirada volaron parte del puente para retrasar el avance de los soldados españoles. Esta cruenta batalla se recuerda en muchos lugares de la ciudad y también en el propio puente, tanto en la placa dedicada a los caídos que muestra la cruz de San Basilio —erigida con motivo del primer centenario— como en el pairón que se sitúa en un extremo, que data del segundo centenario.
Caminar sobre el puente de piedra es hacerlo sobre la propia historia, sobre el legado, el respeto y el orgullo por los tiempos anteriores. Pero también significa cruzarte con cientos de personas que lo atraviesan cada día, porque este es, además, uno de los lugares con más vida y más tránsito que te puedas imaginar.
¿Y bien? ¿Te ha gustado esta ruta? ¿O te has cansado ya de tantas maravillas? ¿Te apetece sentarte un rato y degustar algunas de las delicias locales?
Quizá sea el momento preciso para acercarte hasta El Tubo, en el barrio de San Gil, la zona con más solera y ofertas gastronómicas de Zaragoza. Los champiñones o las migas te esperan en sus clásicos bares de tapas, cuyos aromas te secuestrarán para no soltarte. Este lugar de callejuelas misteriosas y llenas de encanto es uno de los más queridos de la ciudad, y donde siempre podrás encontrar un buen ambiente para tomar algo y socializar.
Pero no te despistes, porque aún te queda mucho por ver. Zaragoza esconde tesoros como la plaza del Pilar, con la fuente de la Hispanidad; el balcón de San Lázaro, en la otra orilla del Ebro; o el museo Pablo Gargallo.
Zaragoza no se acaba nunca y conocerla en su totalidad requiere varias vidas, pero merece la pena intentarlo. Su riqueza histórica, su belleza señorial, su paz y sobre todo su gente bien merecen una visita detallada.
¿Cuánto te animas?
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