O Morrazo
En la Península do Morrazo, el mar ha sido durante siglos puerta de entrada de gentes de toda procedencia, cuya huella ha quedado impresa en historias y leyendas.
Cangas ubicada en la Península del Morrazo tiene muchos atractivos que mostrar al viajero y sus costas nunca defraudan.
En la Península do Morrazo, el mar ha sido durante siglos puerta de entrada de gentes de toda procedencia, cuya huella ha quedado impresa en historias y leyendas.
Comienzo con una ruta circular por el cabo Udra, y me pierdo entre rocas sobre el mar, playas, aves marinas, tojos, brezos…
Esta playa cercana al núcleo urbano de Aldán (en Cangas) juega al escondite cuando sube la marea. Tranquila y de aguas profundas, se encuentra custodiada por unas tablas de madera que ofrecen un agradable paseo al visitante.
Este recogido y discreto arenal de O Hío, en la ría de Aldán, está rodeado de arbolado y su suelo es de tono tostado. Cuando hay bajamar, este arenal canguense se comunica con los de Meán y Castiñeiras.
El puente medieval de San Cibrán fue construido en la parroquia de Aldán, en el entorno del río Orxás. Cuenta con un solo arco, bóveda de sillería y calzada horizontal.
Este edificio eclesiástico neoclásico emplazado en la parroquia canguesa de Aldán data del siglo XIX. La iglesia se construyó sobre un primer templo construido tres siglos antes. Su fachada cuenta con la imagen del patrón de la parroquia, una torre de dos pisos con balaustradas y un campanil.
Conocida como el bosque encantado de la parroquia de Aldán, esta finca canguesa perteneció en el pasado a los condes de Canalejas, que aprovechaban su extensión para sus actividades de recreo.
La Iglesia de Santo Andrés do Hio, modificada en 1788, conserva de su primitiva fábrica románica del siglo XII los muros de la nave y la portada principal.
Se ubica en la ría de Aldán y está dotada de buena infraestructura con restaurantes en las inmediaciones. Es una buena opción para las familias y una de las más conocidas de la zona de Aldán por su gran belleza.
Nos la encontramos al fondo de la Ría de Aldán. Se trata de uno de los arenales más tranquilos en cuanto a las condiciones del mar de toda la ría y por su recogimiento. Tiene cerca de 700 metros de largo y remata en Punta Vilariño.