Froxán, poesía para los sentidos

Los paisajes de los que hablaba el escritor gallego Uxío Novoneyra, el poeta de O Courel, son, más que un recurso literario, una realidad a veces tan perfecta que se escapa a nuestra comprensión y nos enamora para siempre.
Así es el Sobreiral de Froxán, un lugar al que viajé animada por los comentarios de un canadiense con el que coincidí en un vuelo a Londres. Sí, la escena es curiosa. Os preguntaréis en qué momento surge una conversación así, pero el entusiasmo con el que este hombre que acababa de descubrir las tierras bañadas por el río Lor me las describía fue clave en mi decisión de programar una ruta de senderismo por esa parte de Lugo, que me había imaginado a través de sus historias pero que nunca había visitado.

Ana Patiño Salgueiro
Fotografía: Pío García

Sobreiral de Froxán

Gracias a él comprobé, por mí misma, el poder cautivador del río Lor, que recorre O Courel de norte a sur, ese del que Novoneyra escribía «vendo i ouvindo o río, vaise o tempo sin sentilo», versos que hacen referencia a cómo el tiempo escapa entre nuestros dedos sin apenas darnos cuenta al contemplar la belleza de su cauce y escuchar el sonido del agua al pasar, en un paraje donde la naturaleza alcanza su máximo esplendor.
Eso lo saben bien los pescadores que se reúnen en la zona, que despejan su mente y se concentran en la pesca de la trucha o la anguila, habitantes de sus aguas. Unas aguas que acogen una fauna muy diversa, donde conviven tritones, ranas y nutrias.

Sobreiral de Froxán
Sobreiral de Froxán
Sobreiral de Froxán

En los días de otoño es un placer caminar siguiendo el curso del río hasta llegar a Froxán, aldea declarada por la Xunta de Galicia como Bien de Interés Cultural (BIC), lugar de especial interés etnográfico y hogar del alcornoque mediterráneo, extendido por la explotación de su corteza de la que se obtiene el corcho.

Sobreiral de Froxán

Tierra de castañas, de miel, de tradición, Froxán es una de las aldeas más atractivas del Courel. Aquí se celebra el primer domingo de diciembre la fiesta de la pisa de la castaña, que recupera una práctica antigua de preparación de este fruto. El pueblo, por su parte, es un magnífico escenario: conserva plenamente su esencia de construcciones tradicionales con típicos balcones de madera, que se alzan sobre callejuelas y plazas empedradas alrededor de una encantadora plaza en el centro del pueblo.

Sobreiral de Froxán

Un enclave así invita a parar y disfrutar, como ya nos había pasado a lo largo de la jornada en plena naturaleza, donde fuimos haciendo descansos y fotografías. Fue allí, en Froxán, donde pusimos punto y aparte a un día de ruta por uno de los paisajes más puros jamás vistos por los componentes del grupo. Donde, después de haber contemplado aguas cristalinas, verdes y acastañados parajes y la más bella fauna y flora, nos sentamos y no pudimos más que darle la razón a aquel hombre canadiense y al poeta Novoneyra por sus afirmaciones y reflexiones sobre este rincón de Folgoso.

Sobreiral de Froxán

Y como en toda visita que se precie no puede faltar la gastronomía, comimos las castañas asadas protagonistas de los magostos, celebraciones típicas de Galicia en octubre, noviembre y diciembre. Precisamente de este fruto nace una variante de miel muy típica de la zona, la de castaño. Oscura, de sabor intenso y con aroma a flor, fue el complemento ideal para una crepe deliciosa con la que puse el broche de oro a mi andadura.

Sobreiral de Froxán

Relajada y satisfecha por la experiencia, no pude esperar a llegar a casa para compartir algunas de las instantáneas del día con mis mejores amigos. Imágenes que hoy compartimos con vosotros para que no dudéis ni un segundo en ser partícipes de esta maravilla que os invita a conocerla, Froxán.

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Sobreiral de Froxán
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