Ait Ben Haddou, la fortaleza de barro y fuego
Se refregó los ojos con tanta fuerza que le dolieron. Por si no era suficiente, se pellizcó varias veces la mano. Tras visitar Marrakech y atravesar el desierto marroquí, notaba cierto cansancio. Sin embargo, esa fatiga no reducía sus ansias de seguir viajando.