Vía Verde de Laciana: Sendero histórico y natural

Era una fresca mañana de primavera cuando un grupo de cinco amigos decidimos emprender una aventura por la Vía Verde de Laciana, empezando en Caboalles de Arriba y terminando en Villaseca de Laciana. Nuestra mochila estaba cargada con agua, algo de comida, y por supuesto, una cámara fotográfica para no perdernos detalle del paisaje y la fauna.

Fotografía: Pío García

Vía Verde de Laciana

Inicios entre historia y naturaleza en Caboalles de Arriba

La ruta comenzó en Caboalles de Arriba, donde los antiguos rieles del tren minero ya no transportan carbón, sino historias y susurros del pasado. Nos saludó un cielo y un aire que invitaba a llenar los pulmones con su frescura. Al iniciar la caminata, la conversación giraba en torno a la historia del lugar, cómo esta vía, una vez bulliciosa con actividad minera, ahora era un remanso de paz y naturaleza.

Vía Verde de Laciana

Mientras caminábamos, el sendero nos revelaba vestigios de su pasado industrial: trozos de rieles semi-enterrados y estructuras oxidadas que alguna vez fueron esenciales para el transporte del carbón. Estos elementos, dispersos entre el verde emergente de los árboles y el musgo, servían como un recordatorio palpable de la transformación del entorno.

Vía Verde de Laciana

El crujido de las hojas secas bajo nuestros pies marcaba nuestro avance, mientras absorbíamos la tranquilidad del bosque que nos rodeaba. El canto de los pájaros y el rumor del viento en las ramas completaban la banda sonora de nuestro viaje inicial. Este tramo inicial, cargado de simbolismo e historia, sentó las bases para una jornada de descubrimiento y conexión con la naturaleza y el legado cultural de la Vía Verde de Laciana.

Descubriendo la fauna y la flora en la Vía Verde de Laciana

A medida que avanzábamos por la Vía Verde de Laciana, el paisaje cambiaba gradualmente, revelando un tapiz de naturaleza viva y diversa. Los brezales y los bosques caducifolios formaban un mosaico de verdes que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Uno de nosotros, aficionado a la ornitología, entusiasmado, señalaba cada ave que cruzaba nuestro camino: desde majestuosos milanos reales hasta el esquivo búho real, habitantes característicos de esta región.

Vía Verde de Laciana

No tardamos en avistar un grupo de vacas y cabras pastando tranquilamente, completamente indiferentes a nuestra presencia. Estos animales son parte integral del paisaje rural de la Vía Verde de Laciana, contribuyendo al mantenimiento de los ecosistemas locales y al paisaje cultural del área. Mientras caminábamos, nuestro compañero ornitólogo explicaba cómo la zona actúa como un corredor vital para las aves migratorias y residentes, lo que la convierte en un punto de interés para los amantes de la naturaleza.

Vía Verde de Laciana

Además de la rica biodiversidad, la Vía Verde de Laciana está imbuida de un profundo legado histórico. Este camino natural sigue la ruta de un antiguo ferrocarril minero, testigo del ajetreo de una era centrada en la extracción de carbón. Mientras los bosques ahora reclaman lo que una vez fue un paisaje industrial, los vestigios de antiguas estructuras y rieles añaden un sentido de nostalgia y nos recuerdan la transformación del valle de Laciana.

Vía Verde de Laciana

Este recorrido por la Vía Verde de Laciana no solo nos permitió admirar la variedad de fauna y flora del lugar, sino también reflexionar sobre la historia humana y natural entrelazadas en este singular paisaje. Cada paso nos ofrecía nuevas vistas y nuevos conocimientos, haciendo de este un viaje inolvidable por uno de los destinos más emblemáticos de Castilla y León.

El encuentro con el Río Sil

El tramo más memorable de nuestro recorrido por la Vía Verde de Laciana fue, sin duda, cuando el camino nos llevó paralelo al río Sil. El sonido del agua corriendo formaba una melodía que complementaba perfectamente la sinfonía de pájaros y el crujir de las hojas bajo nuestros pies. La presencia del río añadía un dinamismo visual y auditivo que enriquecía nuestra experiencia en la Vía Verde de Laciana. 

Vía Verde de Laciana

Decidimos hacer una pausa en una de las orillas, un momento ideal para absorber la belleza del entorno. Algunos de nosotros aprovechamos para refrescarnos las manos en el agua fría, mientras que otros capturábamos con nuestras cámaras el paisaje que nos rodeaba. Este río, vital para la ecología local, también ha sido históricamente importante para la región, proporcionando recursos hidráulicos esenciales durante la época minera y ahora sirviendo como un eje central en los esfuerzos de conservación de la Vía Verde de Laciana.

Vía Verde de Laciana

A lo largo de la Vía Verde de Laciana, el río Sil no solo actúa como un corredor biológico que favorece la diversidad de flora y fauna, sino también como un recordatorio de la transformación del paisaje. En tiempos pasados, este río fue testigo del transporte de carbón y de la actividad industrial que caracterizó al valle. Hoy, sus aguas cristalinas y las riberas reforestadas representan un triunfo de la restauración ambiental y del ecoturismo.

Vía Verde de Laciana

Este contacto íntimo con el río Sil en la Vía Verde de Laciana nos permitió entender mejor la importancia de estos espacios naturales recuperados. Mientras seguíamos nuestro camino, cada curva del río nos ofrecía nuevas perspectivas y nuevas historias, enmarcadas en un entorno de impresionante belleza natural y rica historia.

Encuentro con la historia: El antiguo cargadero de carbón

Continuando el viaje por la Vía Verde de Laciana, llegamos a un punto icónico: un antiguo cargadero de carbón, ahora silente y cubierto de musgo, pero que aún permanece en pie como un monumento al esfuerzo humano de antaño. Este lugar, parte integral de la historia minera de la región, nos ofreció un vínculo tangible con el pasado industrial de la Vía Verde de Laciana.

Vía Verde de Laciana

Nos detuvimos a leer una placa informativa que narraba brevemente la historia del lugar. La placa detallaba cómo este cargadero fue crucial en el transporte de carbón, facilitando la carga del mineral extraído de las entrañas de la tierra directamente a los trenes que recorrían esta vía. No pudimos evitar sentir un profundo respeto por aquellos que, día tras día, trabajaron en estas minas, enfrentando condiciones difíciles para sustentar a sus familias y contribuir al desarrollo económico de la región.

Vía Verde de Laciana

El musgo que ahora cubre las viejas estructuras metálicas cuenta una historia de renacimiento y de cómo la naturaleza poco a poco reclama sus espacios. La Vía Verde de Laciana no solo preserva estos testimonios de la actividad minera, sino que también se ha transformado en un espacio para la reflexión y el aprendizaje sobre la historia local y la resiliencia tanto humana como natural.

Vía Verde de Laciana

Mientras explorábamos el área alrededor del cargadero en la Vía Verde de Laciana, nos encontramos con diversas especies de plantas y animales que han hecho de este sitio su hogar. Este contraste entre la industrial y lo natural resalta la transformación de la Vía Verde de Laciana de un lugar de trabajo industrial a un refugio de biodiversidad y patrimonio histórico.

Este segmento de nuestra ruta nos recordó la importancia de preservar tanto la historia como el entorno natural, demostrando cómo ambos pueden coexistir y enriquecerse mutuamente en la Vía Verde de Laciana.

La Llegada a Villaseca de Laciana

El tramo final de nuestro recorrido nos llevó hasta Villaseca de Laciana. El camino nos desveló vistas de pequeñas huertas y más prados, donde el ganado seguía siendo parte del paisaje. Al llegar, todos compartimos un sentimiento de satisfacción y camaradería, conscientes de haber compartido no solo un viaje físico, sino también un viaje a través de la historia y la belleza natural de Laciana.

Vía Verde de Laciana

Mientras nos sentábamos en una pequeña cafetería en Villaseca de Laciana, no solo comentamos sobre la belleza del paisaje y la riqueza de la historia, sino también sobre cómo la naturaleza y el legado humano se entrelazan tan intrínsecamente. Esta Vía Verde de Laciana no era solo un camino entre dos puntos, sino una narrativa viva de cambio, adaptación y belleza eterna.

Este día nos recordó que cada paso que damos en lugares tan llenos de vida y historia es una oportunidad para conectar más profundamente no solo con la tierra bajo nuestros pies, sino también con aquellos que caminan a nuestro lado.

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