Si te has pasado por aquí es porque eres un amante de las tierras gallegas como lo soy yo. Siempre en busca de rutas nuevas, de vistas atractivas, de emociones inolvidables. Y creo haber encontrado un paseo idóneo, apacible y reconfortante a la vez. Vayamos de excursión por las orillas del río Umia, el padre de la uva dorada. No te impacientes, ya entenderás a lo que me refiero.
Ariel Martínez
Fotografía: Pío García
El río Umia discurre por Pontevedra. Nace tímidamente en la parroquia de Aciveiro, en Forcarei, pero después es un no parar hasta desembocar en la ría de Arousa. Son, por tanto, numerosos los municipios por los que pasa: A Estrada, Cuntis, Moraña, Caldas de Reis, Portas, Meis, Ribadumia y Cambados. Como te puedes imaginar, hay unas cuantas rutas de senderismo que te permitirán cuidar de tu salud mientras alegras la vista. Algo a lo que también se presta el Umia, cada vez con mayor número de adeptos, es al descenso en kayak. Una forma divertida de vivir todo su encanto.
Como te había prometido, vamos a dar un paseo apacible, desviándonos solo un poco para conocer algunas de las joyas que se encuentran en los alrededores de nuestro río Umia. Caldas de Reis es conocida por sus termas de aguas curativas.
De hecho, este municipio debe su nacimiento y desarrollo al termalismo, del que ya gozaban los romanos. Puedes dejar que te mimen en cuerpo y espíritu en uno de los balnearios que se establecieron aquí. Para hacerte una idea de lo que te espera, visitemos la fuente de las Burgas. Fue construida en 1881, en pleno centro del pueblo y al aire libre. Pero no te preocupes, no pasarás frío.
En Cachal, municipio de Portas, nos espera la iglesia de San Pedro Mártir y su peculiar cruceiro del Culebrón. Este elegante conjunto barroco de finales del siglo XVIII perteneció al pazo de los Buceta Quintáns. En 1995 fue donado al ayuntamiento y se convirtió así en una de las pocas construcciones cristianas que pertenecen a un municipio. Pero, sin duda, te habrá llamado la atención el impresionante crucero que se alza ante nosotros. Y es que, ¿quién no se pone a temblar como Adán y Eva ante la amenaza constante del pecado, representado por este híbrido entre serpiente y lagarto que trepa por el varal?
Ya que estamos visitando iglesias, sigamos hasta el municipio de Vilanova de Arousa para ver la iglesia de San Xoán de Baión. Este edificio está muy modificado y solo su cabecera rectangular nos desvela su origen románico. La torre fue añadida en el siglo XVIII. Como curiosidad, comentarte que Castelao incorporó la cruz del testero en su obra As cruces de pedra na Galiza.
Ahora prepárate para disfrutar de unas vistas sobre la ría de Arousa, la isla de Ons, el valle del Salnés, e incluso la sierra del Barbanza. ¿Necesitas más razones para subir hasta el monte Lobeira? Imagino que no, aunque puedo dártelas. Este monte, que no llega a los trescientos metros de altura, es un lugar cargado de historia y leyendas. Por aquí puedes encontrar mámoas (monumentos funerarios del neolítico), un círculo lítico y restos de una fortaleza medieval que, a su vez, parece haberse asentado sobre un castro. La fortaleza tiene el honor o la desgracia, según cómo se mire, de haber presenciado decisivas batallas entre la reina Urraca y sus enemigos. Asimismo, sufrió el ataque de los irmandiños. Si te asomas al mirador te sentirás cautivado por las vistas que ya mencioné, pero si prestas atención también sentirás los murmullos de la historia, pues te encuentras en el lugar donde se alzaba la torre del homenaje.
Y ahora que nos acercamos al final de nuestro paseo, déjame llevarte hasta el pazo de Fefiñáns en Cambados, declarado Bien de Interés Cultural en 2012. Te recomiendo que te sitúes en medio de la plaza y te quedes ahí en silencio, contemplando esta maravilla del siglo XVI. ¿Cuál es la primera palabra que te sugiere?
La belleza habla por sí sola.
A mí solo me queda proponerte que te acerques a la torre del homenaje, donde encontrarás una inscripción con los valores de los señores de Fefiñáns. Imagínate asimismo a esa nobleza pasando por el arco-puente, el único que queda de los cuatro que había. Por aquí se desplazaban de una dependencia a otra o iban a rezar a la cercana iglesia de San Benito.
Y si te llaman la atención las numerosas tiendas de vino, no olvides que te encuentras en la capital del vino albariño. En este municipio comienza su ruta del vino. Tienes más de veinte bodegas pertenecientes a la Denominación de Origen Rías Baixas en las que puedes hacer catas, compras y aprender un poco más acerca de la elaboración de este vino.
El albariño, cuya uva dorada nace en las riberas del río Umia, es el indiscutible protagonista de las Rías Baixas. Te habrás fijado en los viñedos a lo largo de nuestro paseo. Entre tú y yo, «el príncipe dorado de los vinos», como lo llamó Cunqueiro, no había podido elegir un entorno más adecuado.
Pero basta de palabras. Hay hechizos que es mejor saborear, ¡brindemos!
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