Ribeira Sacra, donde el arte abraza la naturaleza
La fuerza de la naturaleza y el trabajo del hombre se dan la mano en la Ribeira Sacra. Ven a empaparte de verde y disfruta del arte como si estuvieras en un gigantesco museo al aire libre. Sumérgete en el corazón de estos escenarios poderosos, aprecia la calidad de sus vinos y te sentirás irremediablemente atraído por unas tierras que te reciben con los brazos abiertos y te regalan todo su esplendor.
Amara Castro Cid
Dirección y fotografía: Pío García
Los ríos Miño y Sil te ofrecerán experiencias que te inundarán de paz o de adrenalina: tú decides. Una sinfonía en tonos verdes acompañará tu paso por la Ribeira Sacra. Déjate fluir como el agua y te encontrarás en el Cabo do Mundo, donde el Miño, en su camino hacia el mar, se retuerce imitando el tronco de las vides que lo contemplan desde la ladera. En el meandro de A Cubela verás que el Sil no se queda atrás, doblándose sobre sí mismo en una curva casi imposible.
Desde sus miradores de vértigo desafiarás la gravedad para contemplar cañones pétreos formados hace millones de años. Te sobrecogerán sus laderas escarpadas, en vivo contraste con las aguas serenas que fluyen allá abajo, encajonadas y apacibles. Deslizarás la mirada entre las vides que tapizan las laderas, adaptándose a las pendientes y a las vaguadas del terreno como si alguien hubiese trazado un plan magistral de marquetería paisajística.
Ya en los primeros tiempos del cristianismo, monjes y eremitas se sintieron atraídos por estas tierras debido a la abundancia de lugares propicios para la oración y el retiro. Fue así como, entre los siglos X y XIII, proliferó la construcción de templos y monasterios en Ribeira Sacra. Encontrarás iglesias románicas escondidas entre bosques de árboles centenarios y te sorprenderás al comprobar la influencia del maestro Mateo en la zona.
Disfrutarás del románico al aire libre mientras avanzas por veredas que desembocan en capiteles y arquivoltas. El arte abraza la naturaleza, formando un todo que te atrapará.
¿Te imaginas el sonido de las campanas propagándose por bosques de robles y castaños? Vistas imponentes a un lado y arcos de medio punto al otro. En la Ribeira Sacra, la invitación al recogimiento surge del poder de la naturaleza.
Ribeira Sacra, aromas, sabores y colores inundan las laderas en forma de uva. Variedades como mencía o godello se muestran orgullosas de una tradición que se inició durante la romanización y pasó a formar parte del legado de los tiempos monacales. El secreto para el cultivo de estos viñedos se ha ido transmitiendo de generación en generación y hoy se conjuga con el buen hacer de unas bodegas que trabajan en armonía con su entorno.
Al paladear un Ribeira Sacra se siente el espíritu luchador que tanto la vid como el viticultor le imprimen al caldo. Cada racimo es una obra de arte nacida de la Historia, criada con mimo y seleccionada con delicadeza.
Caldos excelentes, pequeñas iglesias tan humildes como sublimes y una naturaleza en estado puro, hecha de bosques, agua y espacios asombrosos: esa es la esencia de la Ribeira Sacra que te espera.
¿Te vienes?
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